Privilegios

El diccionario de la RAE define privilegio como una exención de una obligación o ventaja exclusiva o especial, que goza alguien por concesión de un superior o por determinada circunstancia propia. Sinónimos son prebenda, gracia...

Para el presidente de la Junta, el señor Fernández Mañueco, los representantes de los sorianos en las Cortes pretendemos privilegios cuando le exigimos ser tratados como el resto de castellanos y leoneses. Es decir, considera que queremos gozar de ventajas exclusivas respecto a otros territorios de la Comunidad. Según su particular prisma, nuestro objetivo es ser y tener más que otros, y para ello le sometemos a un terrible chantaje. Nos etiqueta puerilmente como nacionalistas y secesionistas por pedir lo que creemos que es justo para Soria. Porque para Mañueco prevalece un particular concepto de igualdad entre ciudadanos que exige y aplica según dónde, cómo y a quién.

Quizá, para el presidente de la Junta esperar desde 2007 la implantación en Soria de una unidad de radioterapia sea un privilegio. Al igual que los viajes a Burgos para recibir este tratamiento. Un privilegio que prometió e incumplió su antecesor Juan Vicente Herrera.

Puede que para él sea un privilegio reclamar que la Junta construya las carreteras a las que se compromete, esas mismas que aparecen en planes que caducan sin terminar apenas ningún proyecto. Por ejemplo, la autovía autonómica Ágreda-Almazán que prometió una vicepresidenta de la Junta, soriana para más inri, pero que nunca ejecutó.

¿Es un privilegio que alguien de Ágreda, Ólvega, Deza, Arcos de Jalón o Santa María de Huerta, ante una emergencia, tenga que esperar una hora a que llegue el helicóptero medicalizado desde Burgos, porque es un chantaje pedir una base de este servicio en la provincia?

Le voy a dar la razón a Mañueco. Los sorianos somos unos privilegiados por vivir en una provincia maravillosa. Aunque por la forma que tienen algunos de entender la igualdad, tengamos que irnos de ella llorando.