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Docenas de mascotas, acompañadas por sus propietarios, hacían acto de presencia, un año más, en la entrada de la iglesia de Santa Bárbara, parroquia que todos los años convoca a los propietarios de mascotas de la ciudad para que los animales reciban la bendición en el día de San Antonio Abad. Lo desapacible de la tarde no ha mermado la devoción de los dueños. Conocido por la feligresía también como San Antón, el santo es el protector de los animales. Cuenta la tradición que este longevo santo egipcio del siglo III (vivió 105 años) sanó a una camada de jabatos tras su madre llevarlos a su presencia para curarlos, algo que hizo. La jabalina, a partir de entonces, no se separó de él. Este hecho trascendió y la bondad del ermitaño, otrora hombre rico, le ha venido haciendo acreedor de tal patronazgo.