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Gimnasia cultural

Gimnasia cultural

Actualizado 08/02/2024 08:51

Enrique Rubio, desde Berlanga para Soria Noticias.

El comienzo del año es siempre un buen momento para empezar a realizar nuevos propósitos o retomar algunos que no cuajaron en su día, y muchas veces hay que intentarlo en el tiempo de siembra del mes de febrero.

No sé si viene dado por el sentido de culpabilidad tras los empachos de las pasadas fiestas navideñas, pero quiero pensar, más bien, que se debe a ese “mens sana in corpore sano” que cultivaron los antiguos. En cualquier caso, en este periplo del primer trimestre del año, el número de personas que se apunta a los gimnasios crece exponencialmente, así como el de aquellos que practican deporte al aire libre, ya caigan chuzos de punta, como suele ser normal en esta época, o disfrutemos de las temperaturas atípicamente elevadas que se han marcado últimamente en los mercurios, cifras más cercanas al verano, ya que nos han dejado las máximas históricas desde hace más de 80 años y han hecho que el campo y los animales hayan estado un poco despistados estos días. Aunque, por suerte, algunos agricultores han podido realizar tareas pendientes de cosecha de los girasoles rezagados, y de siembra de cebadas tardías que se han convertido en tempranas o, al revés, pues como siempre, en el campo, se está a merced del tiempo y, de vez en cuando, da vacaciones forzadas, en las que es obligatorio hacer un ejercicio de paciencia teniendo que ejercitar la relajación más que en una clase de yoga después de hacer “baddaha hasta sirsasana”.

Pero me voy del tema, y no era la idea de hablar de la meteorología sino del deporte y el culto al cuerpo, ahora que los usos y modos de vida no tienen que ver con los que las antiguas costumbres tenían intrínsecas, como el ‘crossFit rural’ que suponen los bien llamados ‘deportes de invierno’, sí, esos de preparar la leña para calentar los hogares, con sus tres vuelcos como un buen cocido: cortar, guardar y quemar, los cuales despiertan un hambre de toma pan y moja…

Por supuesto, no voy a ser yo el que diga que es mejor trabajar que hacer deporte, pero sí que la necesidad de ejercitar los músculos es una realidad que sufren, sobre todo, aquellos que tienen trabajos sedentarios y luego andan mirando en la aplicación del móvil si han llegado al mínimo de pasos. Recuerdo a muchas personas con las que me he cruzado a lo largo de mis años, de anchas espaldas ejercitadas a golpe de trabajo que usaban las vacaciones para descansar.

En estos tiempos donde los cuerpos tienen que ser homogéneamente perfectos, en un canon de belleza prefijada, cubiertos después de las últimas tendencias de la temporada primavera- verano, recuerdo lo que una persona de amplia cultura y reconocida elegancia, además de para mí muy respetada, reflexionó en una conversación que compartimos. Decía algo así: “Cuidarse para los demás puede hacer que gustemos (aunque sea fomentando la banalidad), pero cuidarse para sí mismo hace atractivo, pues hace aflorar la autenticidad”.

Y aquí es donde quería llegar yo, a la esencia de esta tierra en la que nos sentimos orgullosos de pertenecer, y quizá nos estamos esforzando en cuidarla para gustar a los demás y no en cuidarla para nosotros mismos, manteniendo la autenticidad que la hace singular.

Nuestra provincia se ha cuidado siempre a sí misma, durante siglos, a lo largo de adversidades y venturas. Nuestros pueblos se han cuidado tanto como nos hemos cuidado nosotros mismos para habitarlos, se han hecho atractivos por la esencia auténtica que guardan, esa que quiere cuidarse a sí misma, pues es lo mejor que tiene, lo mejor que tenemos. Si mantenemos nuestro orgullo de pertenecer a esta tierra y la cuidamos, nuestra provincia tendrá la atracción que su belleza interior atesora. Ahora que aún resuenan los paloteos guerreros de raíz celtibérica de Casarejos, o los de las once danzas de San Leonardo, vemos el más claro ejemplo del fruto de cuidarnos para nosotros, en esa atracción magnética que año tras año atrae, mientras otras fiestas se han trasladado a las fechas estivales, hecho que sin duda gusta a mucha gente.

Así pues, Candelas, San Blas, Águedas o Carnavales entre muchas otras del calendario de celebraciones de la provincia, inseparables de nuestro patrimonio material, son parte de ese cuerpo soriano que debemos de cuidar, no para gustar a los demás sino para estar satisfechos con nosotros mismos, demostrando que nos cuidamos para gozar de buena salud muchos años.

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