Alumnos del IES Machado cumplen un año más con la ofrenda floral en la sepultura de Leonor Izquierdo, en el aniversario de la muerte de Antonio Machado.
Emotivo, como siempre, el tiempo vivido este jueves por alumnos de primer curso de ESO del IES Antonio Machado que han recordado el fallecimiento del poeta al pie de la sepultura de Leonor Izquierdo, su esposa y su musa. Este año se cumplían 85 del óbito.
El sencillo acto ha consistido en la lectura de siete poesías por otros tantos estudiantes del que fuese profesor en el instituto soriano, donde dejó su impronta y proyectó a Soria con sus versos y su obra.
El grupo encabezado por el director del centro y de varios profesores ha acudido al Espino para después dar lectura también al poema 'A un olmo viejo' ante el mítico árbol que recuerda estas estrofas.
Miguel Ángel Delgado, director del centro, ha indicado que esta visita supone "una tradición, una responsabilidad y una obligación". Sirve cada año, desde 1967, para mantener vivo el recuerdo del literato y para que los recién llegados al instituto "vivan la figura de Antonio Machado y sientan la pertenencia al centro". Se trata de valorar también a esta entidad académica y, además, de poner en la retina del alumnado este gesto para el futuro.
Los lectores y sus compañeros, entre los doce y los trece años, han mostrado su agrado por el acto, confesando el "orgullo" de haber podido dar lectura a los versos de Machado, sobre todo por representar al instituto. No descartaba alguno de ellos el cultivar la poesía, pero admitiendo que llegar a los niveles del añorado escritor "es muy difícil".
No ha faltado, como cada ocasión, el poema 'A José María Palacio' donde Machado, viudo de Leonor, pide a su amigo a acercarse a la sepultura de ella con "las primeras rosas de las huertas", que se halla, como entonces, "donde está su tierra...".
Palacio, buen amigo,
¿está la primavera
vistiendo ya las ramas de los chopos
del río y los caminos? En la estepa
del alto Duero, Primavera tarda,
¡pero es tan bella y dulce cuando llega!...
¿Tienen los viejos olmos
algunas hojas nuevas?
Aún las acacias estarán desnudas
y nevados los montes de las sierras.
¡Oh mole del Moncayo blanca y rosa,
allá, en el cielo de Aragón, tan bella!
¿Hay zarzas florecidas
entré las grises peñas,
y blancas margaritas
entre la fina hierba?
Por esos campanarios
ya habrán ido llegando las cigüeñas.
Habrá trigales verdes,
y mulas pardas en las sementeras,
y labriegos que siembran los tardíos
con las lluvias de abril. Ya las abejas
libarán del tomillo y el romero.
¿Hay ciruelos en flor? ¿Quedan violetas?
Furtivos cazadores, los reclamos
de la perdiz bajo las capas luengas,
no faltarán. Palacio, buen amigo,
¿tienen ya ruiseñores las riberas?
Con los primeros lirios
y las primeras rosas de las huertas,
en una tarde azul, sube al Espino,
al alto Espino donde está su tierra…