La 'cultura de la cancelación' para Dummies en el Día del Tuitero
La 'cancelación' es una de las situaciones más temidas de los famosos y hasta de países y corporaciones. Pero, ¿cómo se puede evitar? ¿Afecta la llama 'cultura de la cancelación' igual a todo el mundo? Hoy damos explicación a las preguntas más básicas de este gran fenómeno de Internet en una breve guía para dummies.
El 12 de marzo es el día del tuitero y para celebrarlo hablamos del gran cambio que introdujo Twitter en la sociedad: la cultura de la cancelación. Hace 50 años, si eras famoso y hacías algo cuestionable te funaban varios días, te escondías un tiempo y cuando volvías ya estaba todo olvidado. Con la llegada de esta red social la cosa ya no va así. La policía twittera le recordará a todo el mundo lo que hiciste para siempre y te cancelarán. Vamos, que serás persona non grata en Internet. Puedes intentar convencerles de que has cambiado, pero es más fácil hacer que un cinéfilo elitista vea ‘Barbie: la princesa y la costurera’.
¿Por qué te pueden cancelar? Por comentarios o comportamientos contaminantes, homófobos, misóginos, tránsfobos, body shaming... Si -de verdad- eres respetuoso y estás abierto a debate no tendrás ningún problema; y si existe consenso general en un mismo colectivo de que has hecho algo mal, discúlpate. Una sola voz puede ser un ‘ofendidito’, pero tantos... Si lo del respeto no es lo tuyo y acabas cancelado no te desanimes, porque seguirás teniendo a tus fans más fieles y sin criterio. Y aunque la cancelación puede afectar a tus oportunidades laborales, cuanto más arriba estés en la escalera del privilegio, más fácil será que salgas ileso. Mira a Woody Allen.
Igual que los famosos, la buena reputación no es algo a lo que las empresas y los países puedan renunciar y muchos han intentado darse un lavadito de imagen (‘washing’). Pero los tuiteros más activistas no se lo han comprado y han inventado nuevos términos para estas estrategias. Uno es el ‘Greenwashing’, que es orientar tus campañas a parecer el más ecologista del mundo cuando la actividad principal de tu empresa destroza el medio ambiente. Similar pero no igual es el ‘Pinkwashing’, para marcas y estados que se venden como aliados del movimiento LGTBI, pero que sólo buscan hacer beneficio a costa de un colectivo que sigue en lucha, o instrumentalizar la opinión pública para generar odio hacia otro país al que venden como intransigente.
El ‘Whitewashing’ es el favorito de Hollywood y consiste en contratar actores blancos para representar a personajes de otros grupos étnicos. Y menos mal que ya se han enterado de que el blackface, pintarles la cara de negro, es aún peor. Y siguiendo con esto, por más que te guste la estética de una raza en concreto, mantente alejado de la apropiación cultural (adopción descontextualizada de elementos con una gran carga identitaria de otras culturas) y del black y el asianfishing (emplear maquillaje o estilos determinados para aparentar rasgos de otra raza). Estos elementos están ligados a una cultura y a siglos de opresión que no desaparecen con un cambio de look.
Así de fácil es conseguir que no te funen en 2024. Y no es ironía.
