¿Completan las mujeres en la literatura romántica lo que le falta al porno?

¿Juegan las mujeres un papel activo en la sexualidad que se plasma en las obras literarias actuales? ¿Y en la pornografía? ¿Tratan las autoras de justificar comportamientos impuestos por el patriarcado? En un momento de gran popularidad del 'Dark Romance', un género literario muy de moda entre los jóvenes y "que romantiza abusos o relaciones sexuales muy violentas", escritoras como Iris Borda se plantean por qué algunas autoras acaban inmortalizando en sus obras este tipo de prácticas "peligrosas" como algo deseable.

Cree que esto está ligado a la forma en la que las mujeres, que suelen ser las autoras y principales consumidoras de estos romances, tratan de "completar la parte del relato que le falta a la pornografía". "En el porno participamos de una forma muy pasiva, pero a la vez lo erotizamos y tendemos a desearlo porque es lo que se nos inculca. Por eso creamos un relato más amplio que justifique por qué lo deseamos, porque si no, es como que nos está faltando algo", apunta. Cree que la mujer no sueña con "tener relaciones con un hombre que no conoce", sino que desea un romance previo como el que fabrica en la literatura, aunque reconoce que esta persecución de la historia romántica tampoco es innata y se debe a un "condicionamiento cultural".

Lamenta que la pornografía esté en un momento de "auge brutal", aunque reconoce que los hombres siguen siendo sus principales consumidores, mientras que las mujeres se decantan más por la literatura 'spicy', con sexo explícito. Por ello, es importante que el lector o espectador sea crítico con el contenido y pueda identificar ciertas señales de alarma. "Si el encuentro sexual empieza cuando él se excita y termina cuando él eyacula, algo está fallando, porque es una narrativa que sólo parte de un lado y es el relato por excelencia del porno", explica. Sin embargo, hay otras más sutiles, como que la mujer nunca exprese deseo, sólo consentimiento, o que sea ella siempre la que se avergüence de su cuerpo y sus genitales y nunca el hombre.

Estas son algunas de las preguntas planteadas en el taller 'Sexualidad y patriarcado', impartido por Borda como parte del IV Ciclo Feminista de Soria. En él un grupo de mujeres ha analizado un capítulo de uno de los best-sellers del año pasado, 'Alas de Sangre', en el que "la protagonista tiene un papel muy activo y se presenta una sexualidad muy igualitaria". La novela ha sido especialmente popular entre jóvenes del 13 a 20 años, un público que todavía está construyendo sus preferencias sexuales y su idea del deseo. Es por ello que la autora apela a la importancia de la educación sexual igualitaria. "La sexualidad es algo que nos acompaña toda la vida, pero estos inputs no pueden llegar tan pronto porque en España los niños acceden a la pornografía a los 8 años y todavía no tiene la capacidad de discernir nada", recalca.