Carlos acudió como público a uno de los podcast de humor más conocidos del panorama nacional. Cuando subió al escenario nadie se esperaba la anécdota tan graciosa que estaba a punto de contar.
Uno de los podcast de humor más escuchados del panorama nacional, presentado por Tomás Fuentes e Ignasi Taltavull, llamado ‘La Ruina’, en su recorrido por las diferentes provincias españolas, hizo parada en Bilbao para realizar su programa número 153. Como invitado estaba Alberto Casado, uno de los componentes de Pantomima Full.
Para quiénes no conozcan este programa, la dinámica es la siguiente: parte de la gente del público se apunta en un listado para ser llamados al escenario con el fin de contar una historia ruinosa que les haya pasado en la vida. Y, a cambio de difundir su anécdota, la entrada al evento les sale más barata. Quien elige al que subirá al escenario es el invitado. Para ello mete la mano en una bolsa y saca un nombre al azar. Y, es al finalizar el programa cuando se elige a la historia más graciosa o peculiar para ser premiado con cerveza y un regalo variopinto, por llamarlo de alguna manera.
Entre los elegidos a hablar estaba Carlos Jiménez, un soriano que estaba de visita en la ciudad para ver a su novia y que aprovechó las horas para ir al programa.
La primera pregunta es religiosa, pues se hace a todos los que suben a hablar: ¿De dónde vienes y a qué te dedicas? Carlos contestaba que de Soria y que era médico de Medicina Interna. Ignasi no pudo resistirse y le contestaba “la mejor, porque la belleza está en el interior”, lo cual sacó una gran carcajada del público.
Tras unos cuantos chistes más, como “ahí está el alma, la personalidad de uno”, Carlos, finalmente comenzaba a contar su historia. “Cuando tenía en torno a 21 años, me fui de Erasmus a la República Checa. Entonces, es común que los erasmus se vayan a Croacia, porque al final de curso hay un festival. Hicimos un grupo de amigos de todas las carreras”. Hasta aquí todo parecía normal, pero siguió “yo tenía un amigo con el que siempre teníamos la coña de que si pudiéramos, tendríamos la intención de hacer un trío, si se daba la situación”. Ante eso, Tomás empezó a reírse y dijo “ah, bueno… sí sí, la coñita”. Por su parte a Ignasi le entraba la curiosidad y preguntaba “¿pero un trío entre tú, tu amigo y otra persona?”, a lo que el soriano respondía que “sí”. Continuaba con su historia“nosotros íbamos un poco retrasados”, una palabra que sacó nuevamente la carcajada del público y Tomás sentenciaba “por favor, quiérete un poco”. Por lo que Carlos matizó “en cuento a coger los billetes de avión para ir con el resto del grupo. Aunque luego compramos los billetes para llegar a Croacia un día antes”. Una vez llegaron al apartamento, decidieron salir de fiesta para “ver qué ambiente había por la ciudad”. La cosa se le dio bien porque según afirmó “acabé la noche con una chica”. Fue entonces cuando Carlos le preguntó a la joven si estaba dispuesta a hacer un trío. Este fue el punto en el que Alberto no pudo resistirse y comentó “muy educado por tu parte”. Tomás, ni corto ni perezoso, se unía y añadía “mejor preguntar que no llegue y se lo encuentre”. Ignasi no iba a ser menos y soltaba “se recibe con ilusión estas cosas”. Carlos proseguía, “ella dijo que sí y fui a preguntárselo a mi amigo a su habitación, pero él iba muy borracho y solo soltaba palabras ininteligibles, era imposible ese trío”. Ignasi se venía arriba y comenzaba “tú ahí como desilusionado. Pues si no puede ser, vete para tu casa. Si yo lo que quería era tener una excusa para liarme con mi colega”. Tomás, muerto de curiosidad le preguntaba directamente “¿puede ser que tu te quieras liar con tu amigo?”.
Carlos ignoró los comentarios y prosiguió. “Esa noche yo estuve con la chica, los dos solos”. Los presentadores y el invitado no pudieron aguantarse nuevamente y empezaron a comentar “una noche de mier**” “no he venido yo de Erasmus para tener un noche de sexo heteronormativo”.
Después de estos comentarios, Carlos continuaba, “total que llegó el festival y una de las noches ya estábamos con el resto de gente y yo ya perdí a mi amigo en un momento concreto”. “Nuestro apartamento estaba como a 2,5km y volviendo de fiesta nos encontramos una granja”. Las risas volvieron a surgir entre los espectadores que pensaron los peor. Y, no iba a ser menos porque Ignasi dijo “a la desesperada”, y Tomás “ “yo dije un trío, pero no dije de qué género”.
La anécdota empeoraba por segundos. “Había un rebaño de ovejas”, afirmó Carlos, un comentario que hizo estallar las risas de los presentadores que ya no podían más: “cada elemento mejora”. Tomás empezó a venirse arriba con “un rebaño de ovejas, y eran ellas que iban mirándome. Yo no iba a ir, pero…”.
Carlos no quería dejarlo ahí, e iba añadiendo “total, que vimos las ovejas, íbamos borrachos… y no se nos ocurrió otra cosa que coger una”. Aquí Tomás paraba la narración y preguntaba “pero ¿una que te gustó más?”. A lo que Carlos contestaba “no, íbamos a la que se dejase coger. La intención era hacer la gracia, sacarse unas fotos divertidas”.
Una vez soltaron al animal, decidieron volver al apartamento, y en el camino a uno de los amigos se le ocurrió “tomarse un helado”. Alberto añadía “es una borrachera muy loca la vuestra”, “de contrastes. Primero vamos a agarrar a esa oveja, ¿y luego? Pues un helado”, añadía Ignasi. “Yo empecé a encontrarme mal. Me empezaba a costar tragar saliva y uno de mis amigos me dijo, oye se te está hinchando muchísimo la cara. Total que nos dimos cuenta de que había tenido una reacción alérgica a la oveja. Me tomé la medicación y estaba recuperándome en mi habitación y, de repente, aparece el primer amigo y me dice «Carlos, Carlos, no te lo vas a creer, hay una chica que quiere hacer un trío»”, afirmaba entre risas. A esto que Ignasi le replicó “mira no te lo vas a creer tu, hemos estado acorralando a una oveja…”. Los chistes continuaban hasta que el soriano finalizó “claro cuando me lo dijo yo estaba de espaldas, me giré y le dije que si había visto la cara que tenía”. Finalmente, ambos intentos por conseguir su propósito se vieron frustrados.
Aunque, antes de concluir esta anécdota Tomás quiso llamar al amigo, llamado Fabriccio, pues le quería preguntar si le había traicionado haciendo un trío con otra persona. Tras varias risas y una conversación, el amigo italiano contestó que “no había habido traición”.