Pedro Sánchez se queda: “Demostremos al mundo cómo se defiende la democracia”

Pedro Sánchez acaba de anunciar que merece la pena “soportar el acoso” que durante hace 10 años recibe su familia por ser presidente del Gobierno de España. Con esas declaraciones confirmaba en una locución sin preguntas en el Palacio de la Moncloa que seguirá siendo presidente del Gobierno.

“He decidido seguir con más fuerza si cabe”, asegura entre compromisos de limpieza y regeneración democracia. Señala que esta decisión supone “un punto y aparte” e indica que la “movilización social” ha incidido directamente en su decisión.

En un gran preámbulo lleno de calculada ambigüedad, Sánchez ha señalado que “por más alto que sea, no hay honor que justifique el dolor de las personas que uno más quiere” y que “necesitaba parar y reflexionar”. Señalaba que Begoña y él saben que “esta campaña no terminará” y agradecen los mensajes de apoyo recibidos. Indica que la “movilización social” ha incidido directamente en su decisión.

Asegura que esta situación “no obedece a ningún calculo posible” y que “la única forma de avanzar es detenerse” en ocasiones. “O decimos basta o la degradación de la vida publica nos condenará como país”, asegura el líder socialista. Señala que el respeto “no es una cuestión ideológica” y que es algo que “nos define como sociedad”. Sánchez ha aludido al feminismo y a los valores democráticos para rechazar el escrutamiento de las actividades de su mujer.

El presidente del Gobierno había anunciado en una carta abierta en las redes sociales el pasado miércoles que se tomaría 5 días de reflexión personal para decidir si “merecía la pena” continuar en el cargo. En la carta, Sánchez se mostraba profundamente afectado por lo que considera una campaña de las derechas política, judicial y mediática después de que un juez aceptase una denuncia para investigar las relaciones de su mujer, Begoña Gómez, con diferentes empresas, fundaciones y procedimientos administrativos.

Durante estos 5 días, el presidente ha estado recluido en la Moncloa con su familia sin tener prácticamente contacto ni con los ministros de su ejecutivo ni con los más altos mandatarios del Partido Socialista. Unos días de interinidad en la presidencia del ejecutivo que han sembrado de incertidumbre a la política española sin filtraciones ni indicios de por donde podría ir la decisión final.