El presidente de la Conferencia Episcopal y arzobispo de Valladolid pide no convertir las comuniones en unas “minibodas”. Desde la diócesis de Osma-Soria se alerta a los padres del peligro del móvil como regalo estrella y a los niños a recordar a sus progenitores que “no es necesario hacer grandes gastos” porque Jesús es el mejor regalo.
Mayo es el mes de las comuniones. Niños y niñas reciben un sacramento vital dentro de la fe católica y lo hacen en un entorno donde el sentimiento religioso parece haber pasado a segundo plano y lo que importan son las apariencias, los vestidos, los convites y los regalos. O, al menos, esas son las sensaciones que tiene un cierto sector dentro de la iglesia y que se ha plasmado en diferentes diócesis y parroquias en cartas y recomendaciones tanto a los niños como a los padres.
El arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello, era el primero en poner el cascabel al gato. Señalaba que la cantidad de regalos que reciben niños y niñas “llegan a tapar el gran regalo que es Jesús”. "Reconozcámoslo, más que ser invitados los niños a participar en la Eucaristía del Domingo se convierte en ellos en el centro", señalaba y aunque considera “legítimo” hacer una fiesta pide no convertirlas en “minibodas”.
Más tarde, el Obispo de Osma-Soria se sumaba a este sentimiento en un encuentro mantenido con los medios. Se pide a padres y niños “mantener el sentido religioso” de las comuniones, un evento que debe vivirse “con gozo y alegría” pero también “con sentido común”.
“La Iglesia no está en contra de la alegría y de la fiesta”, señala Abilio Martínez Varea que pide a los niños que no pierdan de vista “que lo importante de ese día es participar en la comunión con Cristo”. Por eso pide celebraciones que no sean “desproporcionadas” porque “la liturgia también es gozo y felicidad”.
Tanto es así que el delegado episcopal de catequesis de la Diócesis de Osma Soria, Pedro L. Andaluz Andrés, ha remitido una misiva a padres y a niños incidiendo en estas ideas. En la segunda se anima a los niños a decir a los padres que “no son necesarios muchos regalos y caros, que basta alguna cosa sencilla” porque “Jesús es nuestro mejor regalo”.
En la carta a los padres, ambas se pueden consultar al final del texto, además de reiterar la misma idea se hace un hincapié especial en el “regalo estrella”: los teléfonos móviles. Con “sinceridad y preocupación” el delegado episcopal habla de la preocupación de que los regalos tapen el verdadero sentido de la comunión.
Sobre los móviles señalan que los riesgos como “el impacto en la concentración y atención; impacto en el rendimiento académico; fácil acceso a contenido sexual inapropiado; riesgo de ciberbullying; falta de supervisión parental; impacto en la autoestima…” Señala Andaluz el “papel determinante” de las familias y avisa a retrasar la exposición a estos dispositivos lo máximo posible para que, cuando lo hagan, los niños sean lo suficientemente maduros para manejarlos con responsabilidad.