Medio centenar de voluntarios se dedican a elaborar las alfombras para esta tradición recuperada y situarla como uno de los días más destacados de la Villa Episcopal.
Este domingo, El Burgo de Osma-Ciudad de Osma volverá a vivir una fiesta del Corpus Christi llena de esplendor cumpliendo con la revitalizada tradición de las alfombras florales. Medio centenar de voluntarios llenarán de color el centro de la Villa Episcopal con una serie de mosaicos que sumarán más de 3.000 metros cuadrados de superficie. Todo un ejemplo de colaboración ciudadana que ha logrado rescatar una fiesta y hacer de ella uno de los días más destacados del calendario en la localidad.
La plaza Mayor se cubrirá con una alfombra de 900 metros desde la que se enlazará con más motivos por toda la calle Mayor hasta llegar a la plaza de la Catedral donde también suele realizarse una decoración muy espectacular. La Ciudad de Osma tendrá su propia alfombra que recibirá el paso de la procesión con salida de la iglesia parroquial de Santa Cristina.
Quienes disfrutar de la imagen que ofrece El Burgo en el Corpus podrán hacerlo hasta que arranque la procesión que pisará por primera vez el mosaico de colores. La eucaristía, presidida por el obispo de Osma Soria, Abilio Martínez Varea, comenzará a las doce y media en el templo catedralicio. El cortejo procesional contará con representantes del Ayuntamiento y la de la Banda de la asociación musical Amigos de El Burgo de Osma.
Otros de los protagonistas del día serán los niños que este año han recibido su Primera Comunión en la parroquia burgense. Lo hicieron el pasado domingo, y acompañarán la procesión. Además, ya es una tradición que un grupo de voluntarios elabore una alfombra en la que queda reflejado el nombre de todos los comulgandos.
El trabajo comenzó hace meses recopilando el serrín en Casarejos para lo el camión municipal tuvo que realizar tres viajes a esta localidad pinariega. A continuación, los voluntarios empezaron a teñir la viruta con colores que hay que dejar secar antes de almacenar por sacos a la espera del gran día. Es habitual que el recorrido se reparta por grupos de amigos o asociaciones y que cada uno se encargue de elegir el motivo que va a representar sobre la calle.
La actividad se dejará notar ya a última hora de la tarde del sábado cuando comiencen ser pintadas en el suelo las líneas que después han de dividir los colores a cada dibujo. A primera hora de la mañana del domingo, El Burgo comenzará a llenarse de cromatismo con todo tipo de motivos religiosos y locales y siempre con alguna sorpresa emotiva. Tras el trabajo, los voluntarios se reunirán la plaza del Rastro para compartir un almuerzo antes de proceder a dejar las calles de nuevo limpias al finalizar la procesión.
Fue a finales del siglo pasado cuando un grupo de voluntarios logró recuperar esta tradición que ya hacía alguna década se había perdido en la localidad. A partir de entontes no ha hecho sino tomar más fuerza aglutinando a diferentes grupos del pueblo que dan muestra de un excelente trabajo colaborativo.
Una de las novedades de este año pasa por la creación de una asociación entre los voluntarios. Con una cuota anual de cinco euros, nace con la intención de poder mejorar cada año en la organización y lograr más ayudas de todo tipo de instituciones.