La UNESCO declaró recientemente la trashumancia Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Esta actividad otorgó a Soria fama y riqueza, pero también fue decisiva para su despoblación.
Según la RAE, ‘trashumar’ en el caso del ganado es “pasar desde las dehesas de invierno a las de verano y viceversa”, y aunque siempre se asocia y parece una actividad ligada a la Mesta, se practicaba mucho antes de su creación desde las tierras más áridas de Castilla hacia pastos frescos de la cornisa Cantábrica en épocas de calor y sequía.
Algunos autores indican que cuando los romanos llegaron a España se encontraron con vías pastoriles. Unas toscas figuras en piedra, representando toros o cerdos, marcaban orientaciones y anchuras. Se trataba de vías por las que circulaban los rebaños en busca de pastos estacionales, caminos que los romanos emplearon, en ocasiones, para superponer sus calzadas. Es decir, en la península Ibérica se practicaba algún tipo de trashumancia, al menos, hace algo más de dos milenios. Pudo ser más tiempo porque esta actividad parece desarrollarse desde la ocupación de la península Ibérica, siendo los primeros pastores nómadas, por necesidad, los precursores de la trashumancia.
Durante la Edad Media la ganadería fue la principal riqueza de la Meseta Norte, incluso en la Mancha y Extremadura. Los nobles necesitaban de la actividad agraria, porque de ella procedían parte de sus riquezas y, obviamente, su supervivencia. De la ganadería obtenían la lana y la carne, incluida como alimento suculento en la dieta de estos y del clero.
Para cubrir las necesidades alimenticias de los rebaños en los largos y fríos inviernos de las zonas mas altas de la Meseta, era necesario moverse para buscar tierras con clima más suave. Se viajaba hacia el sur, pero la duración de los viajes dependía del avance de la Reconquista.
El poder de los pastores trashumantes alcanzó su máxima cota en el siglo XV
Ya en el siglo XIII, con la conquista de buena parte de Andalucía, llegó la desaparición de tierras dedicadas a cultivos agrícolas para servir como pastaderos (Alonso de Herrera). Los rebaños se trasladaban en un largo viaje a pie desde la Meseta a las faldas de Sierra Morena. Durante el camino, se alimentaban de los pastos y cultivos por los que atravesaban, ya que contaban con todos los derechos frente a los titulares de esos. Las cosechas eran literalmente arrasadas, y la situación de la agricultura cada vez estaba más comprometida. La reina Isabel se interesó en el cultivo por hojas, dejando parte del terreno en barbecho y dispuesto a servir como pastos para los rebaños trashumantes. Los agricultores debían acomodar sus cultivos: 14 meses entre rastrojo y barbecho y 10 meses de cultivo. Además, debían producir según las exigencias de nobles y clero.
En la segunda mitad del siglo XII, los ganaderos ya habían obtenido grandes beneficios, como la concesión de derechos de pastos en zonas cálidas y alejadas, otorgadas a favor de la Iglesia (Monasterios y Catedrales), y crecía en importancia la producción lanera, principal industria del reino, con exportaciones a Inglaterra, Flandes y Génova. No obstante, y por desgracia para estas zonas, en ningún momento se planteó su industrialización.
En el año 1273, el rey Alfonso X creó el Honrado Concejo de la Mesta, una asamblea de ganaderos que tenía como objetivo defender sus privilegios e intereses. Esto oficializó la situación de dominio que disfrutaba el sector durante este época.
Dado el tamaño de la cabaña ganadera, se dividió la Mesta en cuadrillas: Conquense, Leonesa, Segoviana y Soriana. En este momento, el sector primario ocupaba a la mayoría de la población y aportaba el 75% de la renta nacional.
La importancia de la cuadrilla Soriana se pone de manifiesto en la siguiente cita de Gozálvez Escobar (1.978). Se puede leer en la introducción a la reedición de la ‘Vida Pastoril’, obra del ganadero trashumante Manuel del Río. Tras un análisis de la ganadería soriana, expone que la provincia ocupa el suelo menos fértil de España y, a pesar de eso, es una de las más ricas y de las más pobladas. La explicación de este fenómeno, careciendo Soria de una pujante industria y poseyendo un 50,6% de su suelo agrícolamente improductivo, solo puede encontrarse en el hecho de su riqueza ganadera.
Indica también que los sorianos fueron los pioneros del pastoreo trashumante “razón por la que un ganadero de Soria tiene el privilegio de sentarse a la derecha del Señor Presidente de las Juntas del llamado Concejo de la Mesta”. Estos ganaderos sorianos comunicaron sus experiencias a las demás “Sierras Nevadas” y fueron mayorales en ellas.
Los ganaderos sorianos fueron pioneros del pastoreo trashumante
Durante el reinado de los Reyes Católicos, y con los acuerdos entre los nobles, tiene un resurgimiento avasallador el Honrado Concejo de la Mesta, acabando de arrasar la agricultura. Esto desembocó en un despoblamiento profundo de algunas comarcas, concretamente de las más frías y menos fértiles. Recordemos que la agricultura, durante los siglos XII a XIV, ya había sufrido los efectos de la Reconquista y de las guerras entre nobles. Para rematar la situación, desde finales del siglo XV las tierras fueron invadidas por los rebaños trashumantes.
Durante el siglo XVII se asistió a una crisis importante en la ganadería. Durante la primera mitad de este, el censo de merinas se reduce al 50%. Los rebaños comienzan a hacerse estantes y apenas un 20% resistía como trashumantes en los siglos XVIII y XIX. No obstante, la lana seguía aportando el 75% de los ingresos a los ganaderos.
En el siglo XVIII comienza el verdadero declive de la ganadería merina. Confluyeron la decisión que permitió la salida de España de rebaños vivos y el establecimiento de una política contraria de los gobiernos borbónicos. Supuso la primera herida mortal a la institución mesteña.
En 1776 el propio gobierno suprime el cargo de Alcalde del Honrado Concejo de la Mesta y en 1817 se produce la abolición de “corporaciones de mestas de Navarra”. El golpe final llegó en 1836, cuando por diferentes órdenes se dispone que el Honrado Concejo de la Mesta pase a denominarse Asociación General de Ganaderos, quedado definitivamente abolida una institución con tres siglos de historia.
En el siglo XX aún se practicaba la trashumancia en Soria. Durante la segunda mitad, los medios de transporte mecanizados, (primero tren y luego camión) facilitaban el camino. El coste de estos transportes, el de los pastos de invierno y el vivir los pastores desplazados de sus familias, provocaron que se fueran haciendo estantes los rebaños.
No quiero terminar sin citar el atractivo que tenía la trashumancia para los niños de Aldealafuente a finales de los años 50. Tras salir de la escuela, nos íbamos corriendo a ‘ver a los merineros’. Ellos, a menos de un kilómetro del pueblo, montaban los rediles y llevaban grandes mastines, en la Cañada Real Soriana Oriental.