Desde que los abuelos de Blanca fueron jurados en 1977, el sentimiento se ha expandido en una familia que se ha volcado en la cuadrilla para que no falte de nada.
Blanca Calonge y Francisco Gonzalo tenían muy claro que 2024 era su año. Con un “plan sin fisuras”, estos decidieron dar el paso para convertirse en jurados de El Rosel: “Era la única opción que nos planteábamos”. Pero, ¿Por qué solo podía ser esa cuadrilla? La familia de ella, sanjuanera hasta la médula, tiene una larga tradición en el barrio desde que sus abuelos regentaron la alcaldía en 1977. Tras ellos, varias generaciones les han tomado el testigo hasta que ha llegado el turno de Blanca. “Mi padre me decía que me diera prisa porque se estaba haciendo mayor”, manifiesta entre risas.
Estos sorianos estrenaron su cargo por todo lo alto en un Catapán que jamás olvidarán. Con un local, decorado para la ocasión, experimentaron un sinfín de emociones. Tras los nervios del principio, estos disfrutaron de una jornada en la que la lluvia lo complicó todo: “Hubo un momento en que pensábamos que nos quemaban la cuadrilla. Estaba todo el mundo dentro, subido a hombros y tirando vasos de plástico. Un ambiente súper animando y nosotros en shock”.
Con la vista puesta ya en San Juan, Blanca y Francisco tienen muy claro qué momento quieren vivir. Estos jurados presentaron una propuesta para leer el pregón, “ya que tiene que ser algo impresionante el ver la plaza llena como si fuera una olla a presión desde allí arriba; debe molar cuando empieza el turno de las preguntas y de las respuestas”. No obstante, la responsabilidad recaerá en los representantes de Santo Tomé, San Clemente y San Martín.
Por otra parte, también mantienen un especial interés por presenciar los Agés como alcaldes de barrio. Para ella, será una experiencia más que sumar a su mochila, dado que también los ha vivido como subastadora durante cuatro años. En su caso, Francisco aguarda con ilusión el desfile de un Domingo ‘de Calderas’ al que le quitaría el sol.
En cuanto a ‘la Saca’, ella este año estará bastante más tranquila al “tener la seguridad de que no voy a tener que correr”, mientras que él permanecerá atento a su toro. Por último, aguardan con expectación el momento de colocar el cachirulo a su astado en el Viernes ‘de Toros’.
La cuadrilla está viviendo unos días muy intensos, recorriendo las diferentes casas del barrio para preguntar a los vecinos si quieren entrar en fiestas. No obstante, no está siendo una tarea nada sencilla: “Hay numerosos pisos vacíos y muchos con gente de fuera que no sabe lo que es San Juan. Nos va a costar llegar al cupo de 800”.
Ante esta situación, los jurados animan a todo el mundo a colaborar: “Si los sorianos no ponen de su parte, igual nos quedan solo cinco años de fiestas como las conocemos; es algo muy tradicional y bonito que mueve mucho en Soria”.
Los jurados han dejado un local totalmente renovado. Con numerosas fotos en las que sus familiares y amigos son las protagonistas, estos han representado los diferentes días de las fiestas. De la misma manera, han colocado un logo gigante, hecho con musgo preservado: “Es una especie de caldera con flores que no se va a marchitar”.
El techo tampoco ha sido ajeno a esa restructuración. Después de un trabajo enorme de sus colaboradores, “que se han pegado una paliza enorme”, este reluce con un sol y un cielo que acapara la mirada de todos los visitantes. Junto a todo ello, las botas también se pueden visualizar en una pared en la que llaman la atención de propios y extraños con sus dibujos de Valonsadero y de los toros.
Otros preparativos también recaen en la familia. En este caso, la charanga, ‘Komo Kieras’, en la que están presentes la hermana y el cuñado de Blanca, será la encargada de poner patas arriba a una cuadrilla que ya conocen de otros años. Asimismo, los trajes para esas fechas también se quedan en casa. Saldos Muñoz, regentada por la familia de ella, ha cuidado hasta el último detalle para que los jurados brillen en las fiestas de San Juan.
Con todo ello, Blanca y Francisco descuenta las horas para que lleguen unos festejos por los que llevan llorando desde que se produjo ‘El Sorteo’. “Son unas fiestas que salen desde dentro y en las que cada día es diferente. El sentimiento es lo más importante”, concluyen.