Nacida en Bordecorex el 30 de junio de 1924, hoy festeja este día especial junto a su familia y amigos en el municipio que la ha acogido durante los últimos 40 años.
La Diputación de Soria ha rendido homenaje a Leonor Gómez Carrera con motivo de su centésimo cumpleaños, celebrado el pasado domingo 30 de junio.
El día de hoy, tanto familia, amigos y vecinos celebran este esperado día. Asimismo, José Antonio de Miguel, en representación de la institución provincial, ha entregado a la centenaria una placa de felicitación junto con copias de su acta de nacimiento, confirmando que nació en Bordecorex el 30 de junio de 1924.
A su vez, el Ayuntamiento de Almazán se ha unido a la felicitación obsequiando a Leonor con un ramo de flores y una escultura conmemorativa de la villa, donde ha vivido los últimos 40 años.
Leonor nació dentro de una familia de agricultores, fueron 5 hermanos en total, ella fue la única fémina. Sus padres murieron muy jóvenes, sobre todo su madre, de quien recuerda que ella apenas contaba con 3 años, por lo que creció con su padre y su abuela materna, Leona, que llegó a vivir 105 años. Su infancia transcurrió en su localidad natal de Bordecorex, sin grandes hechos que alteraran la vida de una niña o una joven más allá de la escuela y ayudar en las tareas de casa.
A la edad de 33 años se casó con Rufino Gómez Oliva, también agricultor. El matrimonio también se asentó en Bordecorex, donde tuvo lugar el casamiento. Tuvieron cuatro hijos: dos chicas y dos chicos, por este orden. Dedicada a las tareas de ama de casa y la educación de su prole, llevó muy mal el cierre de la escuela de su pueblo, algo que ocurrió en España con la creación de las escuelas hogar en los años 60. De repente, se vio el matrimonio solo, con sus cuatro hijos escolarizados e internos en la Escuela Hogar de Almazán. Entonces no había coche en casa, ni buenas vías de comunicación, por lo que no veía a su descendencia nada más que de vacaciones a vacaciones, por lo que las distancias se hacían grandes.
Con la jubilación de su marido se trasladaron a vivir a Almazán, donde habían adquirido ya una casa pensando en que una vez que cesara su actividad laboral poder vivir en una localidad más grande y próxima a su pueblo de toda la vida. Su marido falleció en 2008. Ella continuó viviendo sola en su casa, hasta que hace 8 años y, por decisión propia y motivos de salud decidió ingresar en la residencia Nuestra Señora de Guadalupe, ya no se sentía con ganas de vivir sola en su domicilio.
A Leonor le ha gustado mucho confeccionar punto y ganchillo, con estas labores hacía colchas, cojines, aprovechando todos los hilos y lanas que caían en sus manos. Esta afición la ha podido compartir después con jóvenes que se han acercado a aprender estas labores a la residencia.
Es una persona alegre, de buen temperamento, con sentido del humor, cuesta verla enfadada por algo y siempre recibe con una sonrisa. Por todo esto, su familia compuesta por sus cuatro hijos, sus yernos, nueras, ocho nietos, dos biznietos y compañeros de residencia le desean también muchas felicidades.