Fermín Cacho y los Juegos Olímpicos: "Los ídolos no pueden caer en el olvido"

Fermín Cacho protagonizó los mejores momentos del deporte de Soria. A pesar de pasar más de 30 años, el agredeño recuerda cómo se preparó para las Olimpiadas: “En octubre de 1986 me enteré que se iban a celebrar en Barcelona, y desde ese momento tenía claro que quería estar presente. Con el paso de los años fui siendo más ambicioso y no me conformaba solo con participar, quería estar en la final y ganar una medalla”.

Con una ilusión tremenda, el corredor de 1.500 aterrizó en la ciudad condal para subirse a lo más alto del pódium, “alcanzando un sueño”. Luego, en Atlanta, con su medalla de plata, demostró que lo del 92 “no había sido fruto de la casualidad, dándole más valor. No todo el mundo puede decir que tiene dos medallas olímpicas”.

De aquella época mantiene grandes recuerdos de una villa olímpica en la que compartió instantes con alguno de los mejores deportistas: “Fue muy bonito tener la oportunidad de conocerlos de cerca y de darles la enhorabuena por lo que habían conseguido en sus carreras”.

En cuanto al público, Cacho rememora que tan solo escuchó el bullicio del estadio olímpico en los últimos metros, “ya que estuve centrado en todo momento en la carrera, abstrayéndome de todo y pensando que estaba corriendo en un meeting más”.

Con esa tranquilidad, el atleta soriano se convirtió en uno de los deportistas nacionales del momento, “cambiándome la vida por completo”. Apareciendo en portadas de periódicos y abriendo informativos, hace hincapié en la fortuna que tuvo por vivir en Soria. “Aquí conoces a todo el mundo y te saludan como a uno más. Cuando salía de casa, sí que es cierto que me paraba más la gente, pero lo llevaba bien”, explica. Uno de los momentos en los que más le abrumaban era cuando viajaba en transporte público para participar en las diferentes pruebas. Sin embargo, tampoco lo pasaba mal del todo, “ya que muchas veces me quedaba dormido y no me despertaba hasta llegar a mi destino”.

Con todo, sí que tiene una espinita clavada de aquella época. Piensa que, a nivel deportivo, España, “que para mí es el mejor país del mundo”, tiene una memoria corta cuando se retiran unos “ídolos a los que no hay que olvidar, transmitiendo lo que hicieron generación tras generación”.

Con el objetivo de que no caigan en el olvido estos deportistas que marcaron una época, Cacho pone de ejemplo su entrada a meta en los JJOO de Barcelona: “Es una imagen viral que sigue apareciendo en prensa cada cuatro años. Todavía, la gente me para por la calle y me da la enhorabuena”. Orgulloso de ese recuerdo, Cacho espera que pronto algún soriano tome su testigo en el medallero provincial.