Urbión, Oncala, La Póveda, Beratón... Esta provincia tiene auténticos oasis en los que disfrutar de verdad de los meses estivales. Lo de no tener playa (aunque esto podría discutirse), simplemente pasa a un segundo plano si por las noches puedes dormir a pierna suelta y sin sudar.
Parece que, por fin, ha comenzado el verano de verdad. El calor empieza a apretar en las horas centrales del día permitiendo a los más afortunados pasar la jornada a remojo en playas y piscinas. No obstante, también ahora arranca la peor parte de los meses estivales, las noches tropicales.
Los ciudadanos comenzarán a notar cada vez más dificultades a la hora de dormir. Y es que los expertos sitúan el umbral del sueño en torno a los 21-22 grados y, cuando este umbral se supera, comienzan a experimentarse problemas para alcanzar el estado de relajación mínimo que permita conciliarlo.
Así, existen múltitud de puntos en la geografía española en los que esas semanas próximas se sucederán las madrugadas de insomnio. No obstante, existe un lugar en el que se puede escapar de sudores y sinsabores. Y sí, en Soria Noticias reivindicamos el turismo del fresco, aquel que, además, se escabulle de aglomeraciones pero tiene todo aquello que no puede faltar en un verano perfecto.
Gracias a la inestimable colaboración de Agustín Sandoval recorremos la provincia de Soria para conocer aquellos puntos más fríos durante estos meses. Recomendamos boli y papel, o guardar este artículo para escapadas futuras.
Sandoval recomienda toda la zona del río Duero que se extiende entre Duruelo de la Sierra y Covaleda. De esta segunda localidad destaca las zonas del barrio de San Matías y la parte más baja (y más cercana al río) de la localidad. Mención especial se lleva la zona del camping. El meteorólogo aficionado reconoce que aquí las temperaturas máximas pueden llegar a ser elevadas, aunque es difícil que sean extremas por la altitud, cercana a 1.200 metros.
Lo que convierte a este punto en uno de sus favoritos son las frescas madrugadas. El aire frío de Urbión, por inversión térmica y con facilidad para bajar por el río Duero, se deposita en toda esa zona. De tal forma que las aguadas (rocío fuerte) son recurrentes incluso en julio, y en agosto incluso puede escarchar algún día.
Nuestro experto menciona la comarca de Tierras Altas, fijando la atención en el puerto de Oncala. Un buen candidato para escapar de una ola de calor sería el mismo Oncala o aldeas tipo San Andrés. Están situadas a 1.300 m y, en cuanto existe flujo del Norte, entra muy bien en esta zona. "Este flujo cantábrico suele ser fresco y en esta zona aún entra con humedad, por lo que produce lloviznas, estratos y nieblas que pueden llegar a los mismos pueblos si la advección del Norte es más intensa. Todo ello, normalmente, con viento por lo que la sensación térmica es más baja", apunta Sandoval.
Algo muy parecido ocurre en La Poveda, que orográficamente es similar y se localiza bastante cerca de los anteriores.
Existen aquí dos localidades perfectas para huir de un estío asfixiante. Uno de ellos es Beratón, el pueblo más alto de Soria con casi 1.400 metros. También Cueva de Ágreda, con buena orientación y a 1.300 metros. En cualquiera de las dos, el calor será muy llevadero y si este viene fresco, la manta está más que asegurada.
Aquí se complica la misión, pero también se pueden encontar núcleos donde pasar un verano sin aire acondicionado. Agustín Sandoval aconsejar viajar hacia la Sierra de Pela, estribaciones Ayllón, y bucar alguna localidad muy cercana a estas sierras y que esté a 1.200 metros mínimo. Quizás Rebollosa de Pedro a casi 1.200 m, Peralejo de los Escuderos a 1.250, etc.
Desaconseja para esta misión, aunque en primavera y en otoño la visita es obligada, pueblos como Caracena o Iruecha, que aunque está alta, a 1.200 m, ya se ubica demasiado al Sur. Puntualiza el expero que "el Sistema Ibérico en verano a veces facilita la entrada de aire cálido desde el Sur, mientras que todas las cumbres del Norte provincial (Urbión, Cebollera, cumbres de Tierras Altas y Moncayo) tienen cierta facilidad para que les llegue aire fresco cantábrico.