La colección de pañuelos de fiestas de la familia Abejer Álvarez en El Burgo

Fernando Abejer y Diana Álvarez encabezan una familia joven y burgense con tres hijos, Marcos, Carmen y Manuel. Precisamente el último de ellos recibía este sábado el pañuelo de las fiestas de San Roque y la Virgen en la Villa Episcopal durante el acto oficial con el que el municipio da la bienvenida a los nacidos allí durante el pasado año. La cita viene siendo celebrada hace 16 años.

El matrimonio no ocultaba su satisfacción por haber sumado un pañuelo más entre sus miembros, al igual que tampoco lo hacía por haber compuesto un núcleo de cinco miembros en un pueblo. Los progenitores, él de El Burgo y ella de Villálvaro, confesaban a Soria Noticias que la apuesta por vivir en un pueblo no es difícil, porque "aquí tenemos de todo, cerca de casa y es muy cómodo para vivir. Tenemos trabajo y en veinte minutos dejamos a los niños en el colegio o en la guardería y ya estamos trabajando", describe, con naturalidad Diana.

Madre que no disimula, al igual que el padre, su orgullo por haber conformado una familia numerosa, un concepto que parece escandalizar en algunos sectores en la actualidad. "Cuando tienes un hijo piensas en el después. No tiene con quien jugar, discutir, pasar el rato o con quien estar el día de mañana. Todo ello es muy bonito", comenta.

Los progenitores vienen igualmente de familias numerosas. Él es el menor de cinco hermanos y por parte de ella son tres. Tanto Fernando como Diana coinciden en afirmar que una vida así "es una locura", porque se trata de vivir "muy acompañado", incide Fernando.

Admiten que los apoyos a la natalidad que brinda el municipio suponen un respaldo más, aunque sin quitar importancia a los abuelos, que están cuando son necesarios, pese a que estos tengan también otros compromisos del mismo tipo. "Siempre ayudan en lo que es posible, es bueno contar con ellos. Es de agradecer porque con tres hijos, que han llegado con poco tiempo entre ellos, puede parecer complicado, pero al final salimos adelante", confiesa con tranquilidad Fernando.

La experiencia de familia lleva a descubrir nuevos conceptos, pese a tener que prescindir de otros anteriores. "Dejas atrás unas cosas pero ahora ves otras que no las veías antes y que lo las cambiarías por nada en el mundo".

Por último afirman que apostar por la descencia es un valor de futuro, más allá de lo material, sino porque también es "moldear un barrito y que el día de mañana, sean, como menos, buenas personas".

Palabras que ejemplifican una opción, del todo respetable y podría decirse también que admirable para confiar en las raíces y por el pueblo. Ahora y siempre.

La familia, con los abuelos paternos y una de sus sobrinas. /PC