Mantener la historia familiar y la última casa medieval de Soria, el sueño de Juan Ruiz

Si has pasado por la travesía Cinco Villas, seguro que te ha llamado la atención una pequeña casita que hace esquina, un poco más abajo del convento de Nuestra Señora del Carmen. Se trata de la última casa de estilo Medieval que existe en Soria, y que gracias a la voluntad de Juan Ruiz, un soriano de apenas 21 años y bisnieto de la propietaria, se planea su restauración y conservación.

Y, es que, a principios de agosto de este año, a través de las Redes Sociales, el joven dio a conocer que había llevado a cabo “el cambio del dintel de la puerta porque estaba un poco dañado”, asegura, aunque, la gestión por el mantenimiento, según cuenta a Soria Noticias, viene desde el 2019, cuando “se iniciaron los trámites para abrir un expediente para declarar la casa en ruina. Fue ahí cuando me puse serio, me puse en contacto con los propietarios, y empecé a recoger firmas para evitarlo”.

Gracias a su acción, un año después, una arquitecta municipal se acercó hasta la casa y “aseguró que aguantaba, pero que había que hacer pequeños arreglos, como poner una nueva viga, para mantenerla en pie, pero que, por lo demás, no había peligro de que se cayese”, afirma. Además, y aunque no vive nadie desde 2010, “hace años se le reformó el tejado. Se le puso teja de hormigón para que aguantase bien”.

La intención de Juan es “reformarla poco a poco, pero manteniendo la esencia de la construcción medieval”. Sin embargo, el principal problema que está teniendo es ponerse en contacto con todos los propietarios pues, “al ser tan antigua he sido heredada de generación en generación, y el 50% es de seis o siete personas, y el otro 50% es de otras tantas”, afirma.

Otro de los problemas, y quizá sea el mayor, es la vivienda de al lado, la cual fue declarada en ruinas en 2012. “Se indicaba que debía ser tirada a mano para no dañar la casa medieval, pero las labores todavía no se han iniciado. Y, al ser tan antigua, es probable que tengan elementos comunes, por lo que si no se hace algo, puede que la llegue a arrastrar”, algo que Juan lamentaría profundamente, pues tiene un gran valor sentimental para él. “Se trata de la casa de mi bisabuela, pero antes era de mi tatarabuelo, quien se la compró a otros familiares y puso la escalera que continua actualmente. Además, allí nació mi tía, por lo que me toca un poco el lado sensible”, afirma.

Y, aunque la historia está ahí, dentro ya no hay apenas recuerdos pues “han entrado en varias ocasiones a robar y se han llevado lo de gran valor. Igualmente, cuando me decidí a hacer estos pequeños arreglos, retiré todo lo innecesario para poder realizar la reforma más fácilmente y que no hubiese nada por el medio”.

La intención, a largo plazo, es arreglar toda la fachada para dejarla bien, aunque sin modificar la esencia, pues “quiero que se mantenga como antes, por eso quiero hacerlo utilizando materiales de calidad y que se asemejen a los que se utilizaban antiguamente”. De igual forma, también se plantea reemplazar el tejado de hormigón y poner teja antigua.

Y, es que aunque la casa apenas tiene 47 metros por planta, repartidos en dos alcobas, un baño y una cuadra en la parte inferior; y una cocina de leña, una despensa, una salón y dos alcobas en la parte superior, la intención de Juan es “llegar a un acuerdo con todos los propietarios” y quedarse como propietario único de la casa, para comenzar las obras y en un futuro “utilizarla como vivienda” y seguir, así, con la historia familiar.