Vicario General y obispo de Soria destacan las numerosas actuaciones que se llevan a cabo en templos de la provincia situados en localidades con muy poca población. “No podemos descuidar a los poblados por los despoblados”, explican señalando que “lamentablemente no llegamos a todos” y pidiendo comprensión a los que ven la situación desde lejos.
La Diócesis de Osma-Soria sale al paso de las críticas y las denuncias en redes sociales por el supuesto abandono de su patrimonio. Iglesias y ermitas a punto de venirse abajo que son puestas en el foco por influencers o asociaciones nacionales y no por los vecinos de la localidad porque, directamente, en muchas de esas localidades no vive nadie.
“No podemos dejar de hacer obras en ermitas que usa la gente para hacer obras en ermitas abandonadas solo porque se le haya ocurrido a alguien de Madrid”, así expresa este sentimiento el Vicario General, Gabriel Ángel Rodríguez. El responsable de patrimonio de la diócesis considera que “se tiende a problematizar la tarea que hace la iglesia” sin tener en cuenta las muchas actuaciones que se llevan a cabo en otros templos.
“Hacemos lo que podemos hacer, nos ocupamos mucho…” indica recordando que es fácil “señalar con el dedo” pero que “si nadie está dispuesto a arrimar el hombro”, es complicado. Responde así a las críticas y denuncias públicas por la situación de templos como el de La Barbolla o Cabreriza. En muchos de estos casos se trata de templos que no tienen ninguna declaración de protección especial ni un valor artístico destacable y que no son utilizados. “Priorizamos aquellos que están en uso”, señala y reconoce que “no podemos llegar a todos”.
El obispo de la Diócesis de Osma-Soria coincide en el análisis señalando que las más de 500 parroquias que existen en la provincia tienen muchos despoblados con templos “grandes, hermosos y con muchas necesidades”. Abilio Martínez Varea señala que no tendría lógica “que por los despoblados olvidemos a los poblados” y señala que hay templos abiertos en localidades de 2 o 3 habitantes.
“Es una realidad que nos supera”, reconoce el prelado ya que las necesidades son “mucho mayores de lo que podemos hacer”. Varea indica que desde su llegada al obispado se está priorizando actuar en las cubiertas de los tejados de los templos que más lo necesitan. Una tarea que llega a calificar de “obsesión” porque “si eso se hubiera hecho antes ahora no estaríamos hablando de derrumbes”.