El bar Chayofa reabrió sus puertas en 2014 con el objetivo de ofrecer un lugar diferente en Soria. Su amabilidad, respeto y ambiente han hecho que, con los años, se haya convertido en un lugar de referencia en la hostelería soriana.
Sentarse, beber un sorbo de nuestra bebida favorita y desconectar por un instante para relajarse. Este es uno de los pequeños placeres de la vida, que muchas personas siguen apreciando y que el bar Chayofa lleva ofreciendo desde hace ya un decenio en Soria.
Ubicado en la calle Ramillete, se ha convertido en un punto de encuentro para muchos sorianos y forasteros. Allí es donde pueden, aun estando cerca del centro, disfrutar de la tranquilidad, en una calle peatonal, generando un entorno agradable en el que pasar la horas con los amigos y familiares.
Este 2024 es su décimo aniversario, y “parece mentira que ya hayan pasado tanto años”, afirma Primi Martín y Elvira Matesanz.
El bar, tal y como se conoce hoy en día, surgió de la ilusión de dos amigas que tenían una mirada en común, pues “queríamos ofrecer algo que, aunque ya se estaba dando en otras ciudades, no lo encontrábamos, por aquel entonces, en Soria”, asegura. Y entre esas cosas estaba el “dar una cortesía con la consumición”, algo que, cuenta entre risas, “nosotras no inventamos”.
Entre sus metas jugaba un papel fundamental el “ser amable con el consumidor”, una pieza clave que sigue siendo su filosofía. “Queríamos que quien entrase por la puerta se sintiese acogido desde el primer momento para proporcionarles ese espacio seguro, en el que poder desconectar de la rutina, bailar y divertirse”.
Las dos plantas del Chayofa guardan mucha historia entre sus paredes, pues aunque Primi y su socia llevan 10 años en activo, el local, con ese mismo nombre, abrió sus puertas hace medio siglo. “Elena y Félix fundaron el bar en 1974 siendo una coctería”, cuenta sonriente. “El nombre tiene un por qué muy bonito. Cuando Félix era joven fue destinado a Tenerife para hacer la mili y fue ahí cuando conoció la isla. Quedó tan enamorado que, cuando se casó con Elena, se fueron de luna de miel a ese lugar y se alojaron en una urbanización llamada Chayofa”. Y desde entonces, a pesar del cambio de gerencia, el local ha mantenido el mismo nombre. Por esa razón, “Félix nos pidió que conserváramos el nombre, por todo lo que engloba, y así lo hicimos”, afirma riéndose.
El nombre no fue lo único que mantuvieron. Cuando cogieron el bar, aunque decidieron darle un lavado de imagen pintando todo el local, decidieron dejar algunos elementos como “el espejo o la lámpara de araña”. Pensaron en un lugar distinto para “diferenciarnos, así como darle un toque más femenino”. Igualmente, “queríamos ofrecer un ambiente singular con música más ochentera y retro, algo fuera de lo comercial”. A pesar de ello, Primi confiesa que “no podemos resistirnos a poner algunos temas actuales”.
Las paredes del Chayofa podrían ser una sala de exposición. Por ellas han pasado obras de diferentes artistas que han querido, incluso, dejar parte de su esencia de forma permanente. Nada más entrar por sus puertas se observa una fotografía que se ubica en uno de los cristales de la entrada. “Es una obra de Victoria Puccini, que formó parte de la primera exposición que se hizo en el Chayofa. Despues fue utilizado para promocionar la sección ‘Cuestión de Sexo’ en el primer Festival de Cortos de Soria, con el que seguimos colaborando”. También hay pinturas de Susana Gaitán, “una chica que pinta maravillosas obras de arte al óleo”, o del pirógrafo Arturo de Pablo, “quien nos dejó a Chaplin en uno de los rincones del bar”. Un pequeño muestrario que está abierto para que los artistas locales expongan libremente.
Una de las especialidades del establecimiento son sus elaboradas copas. Las realizan cuidando los detalles para ofrecer un producto final de calidad. Su elaboración consta de varios pasos, todos esenciales para conseguir que los sabores y los aromas afloren.
“Comenzamos con la copa ‘London’, que es un poco más gruesa”. Ahí ponen los hielos para enfriarla dándoles vueltas con una varilla, para después “tirar el agua y, así generar una atmósfera fría”. A continuación, “aromatizamos con fruta fresca” y “echamos el licor, que está del tiempo, pero luego combinamos con el refresco que siempre debe estar frío”. Esto hace que la “copa se mantenga más tiempo fría”. Así mismo, cuenta con todo tipo de bebidas, desde cervezas, entre las que se pueden encontrar “artesanas, algunas locales, de trigo, belgas, rubias y tostadas”, o una pequeña selección de vinos “para que haya una mayor rotación”. Igualmente, no faltan las bebidas sin alcohol como zumos locales.
Aunque es un lugar acogedor, dispone de dos estancias perfectas para generar dos ambientes. “La zona de arriba es más bar para venir y quedar a pasar el rato con amigos, o leyendo uno de los libros que tenemos en nuestras estanterías”.
La parte de abajo es ideal para “celebrar cualquier tipo de evento”. Además, “nos encanta que lo decoren a su gusto”, llegando muchas veces a “sorprendernos con su originalidad”. Igualmente, ofrecen servicio de catering para que las fiestas privadas sean todo un éxito.
Otro de los espacios más idílicos es su terraza de estilo parisino, resguardada por dos toldos y un quitavientos, que hacen que, a pasar del frío, siga siendo acogedora.