Se llamaba Aurelio Perez-Rioja y provenía de periodistas e historiadores. El joven soriano residió en Granada, ciudad en la que entabló una amistad con el joven Federico García Lorca.
La fotografía ha sido una herramienta muy útil para preservar la historia de la ciudad de Soria. A través de las estampas se conservan documentos visuales de cómo era la vida y los paisajes de la provincia y se puede ver cómo ha evolucionado a lo largo de los años.
Uno de los fotógrafos que contribuyó con su trabajo fue Aurelio Pérez-Rioja, nacido en Soria en 1888. Según cuenta la Real Academia de la Historia, fue un fotógrafo de gran renombre, conocido tanto por su talento como por su dedicación a la conservación de la historia a través de su cámara. Era hijo de una familia de periodistas e historiadores, que comenzó su formación en Madrid a principios del siglo XX, estudiando dibujo y fotografía con maestros de la talla de Antonio Cánovas Kaulak.
A lo largo de su carrera, Pérez-Rioja destacó no solo en el retrato, sino también en la fotografía de paisajes, tipos populares y escenas de la vida cotidiana. En 1913, por ejemplo, publicó una serie de postales de Soria, y al año siguiente expuso sus trabajos en Madrid. Durante este periodo, su trabajo comenzó a ser reconocido en revistas de gran circulación como Mundo Gráfico y La Esfera.
En su vida personal, Aurelio se casó con Irene García en 1916 y vivió en Granada, donde su estudio se convirtió en un punto de encuentro para artistas del flamenco, poetas y pintores. Fue justamente en esa ciudad andaluza donde entabló una amistad con el joven Federico García Lorca, un lazo que se consolidó gracias a su mutuo amor por la música.
En 1919, se trasladó a Madrid y abrió un nuevo estudio en la calle Veneras. Durante esos años, capturó imágenes de importantes figuras culturales y políticas, como Ramón y Cajal y Concha Espina. También participó en la documentación de obras públicas, como la construcción del Palacio de la Música y el Edificio Capitol.
Con el estallido de la Guerra Civil, Pérez-Rioja se unió a la Junta Delegada del Tesoro Artístico, fotografiando valiosas obras de arte para su protección. Tras la contienda, fue apartado de su puesto en el Museo Arqueológico Nacional, pero continuó trabajando en Soria, donde dedicó sus últimos años a la fotografía de retrato y a la escritura de poesía.
Hoy en día, su trabajo permanece en el Museo del Prado y el Museo Arqueológico Nacional.