Propietarios de bodegas y viticultores alzan la voz contra una situación que consideran injusta. "Todo viene de un error informático de la Junta y es cuestión de voluntad política", expresa el responsable de la bodega Señorío de Villálvaro.
La Ribera del Duero soriana está ganando en reconocimiento con el paso de los años. Los clientes valoran los caldos que aquí se producen y los productores van abriéndose paso en mercados cada vez más lejanos. La provincia aporta 1.400 hectáreas a la superficie protegida, el 5,15% del total y en la actualidad son 18 bodegas inscritas en la Denominación de Origen.
La altitud, la versatilidad del terreno y la variedad de uva son factores que consiguen caldos únicos y diferenciados dentro de la Ribera del Duero. Hay otro aspecto, la edad de las viñas, que repercute en unos vinos de calidad excelente, pero al que no se le está sacando todo el partido que se debería.
Propietarios de bodegas y viticultores alzan la voz contra una situación que consideran injusta. Los viñedos prefiloxéricos de la provincia, que se plantaron antes de 1900, no pueden reconocerse como tal debido a "un error informático de la Junta de Castilla y León", cuenta a Soria Noticias Luis Mariano López, responsable de la bodega Señorío de Villálvaro.
"Cuando se registraron los viñedos no existía la opción de marcar la edad real y ahora sufrimos las consecuencias", añade López. Estas repercusiones son económicas, pero también afectan al prestigio de los caldos. Porque los vinos que nacen de estas plantas son "más nobles, más adultos y aguantan en mejores circunstancias una crianza larga, pero no lo podemos marcar en una botella como tal, no nos lo certifican", insiste el bodeguero.
Luis Mariano López considera que esta es una cuestión "de voluntad política" porque "son ellos los que tienen los medios para venir y comprobar que las viñas realmente tienen esa edad". Asegura que también hay "testimonios vivos", pues "hay propietarios de más de 90 años que los heredaron de sus abuelos".
López concluye afirmando que esta cuestión no solo afecta a los bodegueros: "Hay viticultores perdiendo mucho dinero y que acabarán abandonando los viñedos porque no les sale rentable ya que la producción de estas viñas es mucho menor y el tratamiento debe ser todo a mano". "Se están agotando", concluye.