El Centro de Estudios de Ágreda solicita al Ayuntamiento la conservación y la divulgación de la ‘Peña del Tío Lesaca’

El Centro de Estudios de la Tierra de Ágreda y el Moncayo Soriano (CETAMS) ha solicitado al Ayuntamiento de la localidad la conservación y divulgación de la conocida como ‘Peña del Tío Lesaca’.

En la asociación, referente cultural y de investigación en la demarcación del este soriano, consideran que este vestigio forma parte del patrimonio local que “debe ser recuperado y legar a las generaciones futuras un testimonio de nuestra historia”.

En el CETAMS explican que durante el siglo XIX, Ágreda, Soria, Castilla y León y España, padecieron un conjunto de guerras civiles (Independencia, Carlistas y Coloniales), epidemias y pestes que empobrecieron al país y que antecedieron a las que tuvieron lugar en el siglo XX. “Esta realidad fue sufrida y padecida por gran parte de la población local, la cual, sin embargo, debido a las altas tasas de analfabetismo, apenas dejó testimonios escritos o pétreos sobre ello”, argumentan.

Del mismo modo, refieren que al este de la provincia, en Ágreda, por entonces un importante nudo de comunicaciones, existió un personaje, Luis Cacho Delgado, conocido popularmente como el ‘Tío Lesaca’, que conoció los conflictos bélicos a lo largo de su vida. Desde su nacimiento, en 1810, en plena Guerra de Independencia (1808-1814), pasando por la I Guerra Carlista (1833-1839), en la cual pudo tomar parte, hasta la III Guerra Carlista (1872-1876), poco antes de morir en 1881.

Con esta situación, en los años finales de su vida, escribió en una peña de Ágreda, la que por ello lleva su nombre, su sentir, con frases como "Por aquí pasó Lesaca, recordando su vejez, en cerca de 80 años, no vio más que desengaños", y como "Oh pajarito cantor, llamado ruiseñor, que en abril, mayo y junio, alabas y cantas a Dios". Se trata de “un testimonio excepcional que muestra en primera persona, la crudeza que padeció la población agredeña, la soriana, la castellana y la española del siglo XIX”.

La inscripción se encuentra al hilo del camino que serpentea el río Queiles, en su margen izquierda, en el último tramo del Soto, ya mirando al término de Plazarín y de camino a la conocida Cascada de las Truchas. En los últimos años ha sufrido notables pérdidas así como la realización de anotaciones modernas.

En el CETAMS consideran que este vestigio es de “gran interés” y por ello han solicitado al Ayuntamiento efectuar algún tipo acción para "proteger el lugar y difundirlo".

A tal fin se muestran favorables a colocar una plancha de metacrilato que proteja la roca por su zona superior para evitar filtraciones y permita observar las inscripciones, protegiendo a la vez la realización de otras nuevas. A ello añaden la instalación de un panel con una breve explicación del personaje y de la situación que le tocó vivir en la Villa de las Tres Culturas y en la provincia del siglo XIX.

“Unos contenidos que serían de interés, tanto para los paseantes como para los escolares o los estudiosos de la Historia”, concluyen.