Recuerdo y Dignidad instala este distintivo, junto a familiares y ciudadanía, en un pequeño acto de recuerdo.
Fuentebella, localidad de San Pedro Manrique luce, por tercera vez, la placa de homenaje a Valentín Llorente Benito los dos civiles asesinados durante la Guerra Civil. El lugar es el barranco situado a los pies del monolito donde son recordados. Una iniciativa amparada por la asociación memorialista Recuerdo y Dignidad (ASRD).
En este paraje todavía no ha sido descubierta la fosa donde reposan los restos de los dos desaparecidos, y encontrar esta sepultura es una tarea complicada debido al difícil acceso a la zona, que yace al fondo de un barranco y a varios kilómetros de cualquier pista forestal de acceso, por lo que cualquier tipo de trabajo debe ser llevado a cabo sin maquinaria, según indican en la agrupación que encabeza Iván Aparicio. En los próximos meses se llevarán a cabo búsquedas exhaustivas en el entorno en el que los testimonios la sitúan.
En mayo de 2024 Recuerdo y Dignidad interpuso una denuncia ante la Guardia Civil, por delito de odio, por la vandalización del lugar de memoria a civiles asesinados por defender la libertad y la democracia y con la clara intención de que no se conozca su historia ni por qué fueron asesinados.
La Benemérita ha realizado las gestiones pertinentes para identificar a quienes llevaron a cabo los hechos utilizando los medios a su alcance.
Durante julio de 1936, Antonio Cabrero Santamaría, alcalde de Pitillas (Navarra), huyendo de amenazas de muerte, se dirigió a Acrijos buscando el apoyo de unas amistades. En el trayecto a esta población, coincidió con el maestro Valentín Llorente Benito, el cual se encontraba en similar situación. En su estancia en Acrijos fueron escondidos en un corral cercano al pueblo. Allí permanecieron durante más de un mes, siendo asistidos por algunos pastores y vecinos. Hubo registros amenazantes en varias casas y les aconsejaron que abandonasen el municipio.
De allí se dirigieron a Fuentebella donde permanecieron ocultos en un corral durante varias jornadas ocultos en un corral, con la ayuda de un cabrero. Sin embargo, comunicaron al alcalde de Fuentebella que tenían que buscar a los “huidos” y matarlos. Tras amenazar al padre del pastor, consiguieron dar con los dos y fueron asesinados y enterrados sus cuerpos en una fosa común.
La familia de Antonio Cabrero lleva buscándolo desde 1936, tanto su mujer, como su hijo mayor y sus nietos. Desde 2005 personas de la zona ayudaronn a los nietos y en 2013 con financiación del Gobierno de Navarra se hizo un último intento por encontrar la fosa, aunque el resultado fue infructuoso. La familia recogió las impresiones de su búsqueda de tantos años en el blog 'La Vara de la Libertad', el mismo título del libro de la escritora soriana Isabel Goig Soler, donde relata esta historia.