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La cooperativa que ‘sujeta’ Soria

La cooperativa que ‘sujeta’ Soria

Actualizado 20/01/2025 20:13

Con 1.300 socios y una facturación anual de 285 M€, Copiso es la empresa más grande de Soria. Dicen de ella que ha fijado población y reforzado el sector primario. Desde dentro, la valoran como “una barrera de seguridad” que permite al profesional centrarse en su trabajo.

La Asamblea General de la ONU ha proclamado 2025 como el Año Internacional de las Cooperativas. António Guterres, secretario general de las Naciones Unidas, aseguró que estas demuestran la importancia de la unión para forjar soluciones ante los retos mundiales y destacó el papel fundamental que desempeñan en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

En Soria tenemos muy presente la importancia de este modelo productivo asociativo. No en vano, la primera empresa de la provincia a nivel de facturación es una cooperativa. Una marca que nació en el año 1967 y que, casi seis décadas después, se erige como un ejemplo de éxito no solo económico, sino también social.

Copiso fue “la reacción a la dramática situación que vivía el medio rural soriano y su actividad agraria”, afirma Pascual López, director general de la cooperativa soriana, que recuerda cómo “miles de familias abandonaban sus pueblos para ir a trabajar a los polos industriales en busca de un porvenir más halagüeño”. 67 cooperativas locales y 320 agricultores y ganaderos individuales se unieron para afrontar de forma conjunta los problemas y los retos del campo, e impulsaron la ‘primera’ Cooperativa Agropecuaria Provincial en lo que López considera como “la mayor movilización social que ha tenido Soria desde el siglo XX”.

Copiso genera 800 empleos directos repartidos por la geografía provincial

Han pasado 57 años desde aquel momento y el director general considera que Copiso ha sido “una herramienta esencial para ‘sujetar’ la provincia y desarrollar su sector primario”. Ahora son más de 1.300 socios (superaban los 1.800 en 1970), generan unos 800 empleos directos, aglutinan la tercera parte de la actividad agrícola de la provincia, son la principal cooperativa productora de porcino de España y, quizá lo más importante, “aportan seguridad al agricultor para que solo se tenga que dedicar a cultivar”, expresan Santiago Bordejé y José Luis García, socios de la cooperativa soriana. Destacan el sistema de comercialización, que permite vender el cereal durante todo el año para que “no salgas mal”, y la adquisición de insumos “de calidad y a un buen precio”.

Social y diferente

Copiso, como todas las cooperativas, pone el foco en las personas y no en el capital, que se considera tan solo “un instrumento para llevar a cabo las actividades de interés de los socios, que son los beneficiaros de los resultados económicos”, refiere Pascual López. Lo que prima, por tanto, es el esfuerzo colectivo con iguales derechos y deberes. Este se gestiona con “decisiones democráticas a través de un consejo rector y de la asamblea de socios”. Copiso tiene un factor identitario relevante, pues actúa fundamentalmente en la provincia de Soria con un “firme compromiso con el medio rural y el campo soriano”.

Los socios Santiago Bordejé y José Luis García.

Además, se diferencia de otras cooperativas por su modelo circular que aúna agricultura y ganadería. Resultó clave la decisión de disolver las secciones independientes (cultivos, piensos, ganadería) y establecer una única. Los agricultores cultivan cereal que sirve para elaborar piensos que alimentan a los cerdos que posteriormente se venden. “Esto ha reforzado el espíritu cooperativo porque la fábrica de piensos es de todos y la actividad comercial porcina también reporta beneficios a los agricultores”, puntualiza el responsable de Copiso.

Y los números cuadran. En 2023, la facturación superó los 285 millones de euros y este 2024, aunque no se dispone de datos definitivos, todo apunta a que “irá mejor”, pues “los números del porcino se mantienen y la cosecha ha sido excelente, la segunda mejor de la historia en la provincia”, asegura López. Los socios están satisfechos con la gestión, pero sobre todo con una decisión que se mantiene desde los inicios: “Siempre hemos sido prudentes, las cuentas se hacen por cinco años y se guarda un ‘colchón’ de capital por si acaso vienen tiempos malos”, cuenta José Luis García. Una decisión acertada, pues para Copiso no todo ha sido un camino de rosas. También hubo momentos duros, baches y decisiones erróneas. García y Bordejé recuerdan la apuesta por la sección de maquinaria: “Una ruina que hubo que remontar”.

"Siempre hemos sido prudentes y se guarda un colchón por si acaso"

Se superó el tropiezo, como otros tantos, y se aprendió. Se han tomado decisiones valientes y de trascendencia. En 2000 se aprobó el plan de porcino, que hace despegar su producción, y en 2012 se creó la sociedad ICPOR, clave para entender la evolución de la última década. Hace menos de un año se creó la sociedad Porcascop junto al grupo Naturuel (Teruel). García y Bordejé explican que “ya había mucha relación” porque “después del incendio de nuestra fábrica una empresa de Teruel se volcó en ayudarnos”. Ambos entienden que se traspasen las fronteras provinciales y autonómicas pues “en Castilla y León cuesta conseguir licencias de explotaciones ganaderas y en otras zonas es más sencillo”.

La cooperativa que ‘sujeta’ Soria | Imagen 2

También se ha creado Gatial con la cárnica La Hoguera y “hemos entrado en la sociedad Transportes Tovar para asegurar la logística de Copiso, algo que resulta esencial”, explica Pascual López. En Rioseco se está construyendo un nuevo centro de almacenaje con seleccionadora de semillas y “Almazán reforzará su posición como centro estratégico provincial de la actividad agrícola” tras la adquisición de más instalaciones, apunta. En resumen, 15 millones de euros de inversión durante el último año que “ayudarán a asentarnos más y a incrementar nuestra cuota de mercado”.

El I+D+i tampoco se olvida, pues Copiso participa en proyectos que tratan de facilitar las rutinas a agricultores y ganaderos. Bordejé ha sido testigo de cómo ha cambiado en 50 años todo lo relacionado con los purines y la bioseguridad. Ahora no ven descabellado servirse del biogás obtenido de los desechos ganaderos para calentar sus instalaciones o como combustible para vehículos. El objetivo es continuar poniendo el capital de la cooperativa al servicio de los cooperativistas para mantener “esa barrera de seguridad que todavía permite a los jóvenes plantearse una vida en su pueblo y dedicándose al campo”, concluye José Luis García.

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