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Jesús Lafuente: “Tuve que pedir perdón a mis pacientes por haberles privado del huevo”

Jesús Lafuente: “Tuve que pedir perdón a mis pacientes por haberles privado del huevo”

Jesús Lafuente recuerda su paso como médico de familia por Duruelo de la Sierra y San Esteban de Gormaz. Explica el impacto de sus charlas, la enfermedad de un familiar que le llevó a volcarse en esto y cómo descubrió estupefacto que en Medicina no se aprendía nada sobre alimentación. Consulta aquí su guía de alimentación saludable.

Aunque nació en 1957, en la cercana localidad riojana de Albelda de Iregua, la primera vez que Jesús Lafuente visitó Soria fue para comenzar sus estudios de Medicina. No era lo que estaba previsto, pues él debería haber estudiado en la universidad de Pamplona, pero “me agobió aquello…”, reconoce. Fue entonces cuando se enteró que “al otro lado del Piqueras” también podía estudiar medicina y el flechazo fue instantáneo: “Enseñanza de calidad, compañerismo…, una maravilla”.

Por ello, no lo dudó y, tras acabar sus estudios en Zaragoza, cuando aprobó a la primera las oposiciones de médico de familia, eligió Duruelo de la Sierra. Allí fueron 21 años de ejercicio y otros 18 en San Esteban de Gormaz, cuando estableció su residencia familiar en El Burgo de Osma. “Fue una experiencia tremenda porque viví el comienzo de la Atención Primaria actual”, recuerda, con guardias de 24 horas en el pueblo, atención domiciliaria… “Yo sentía una conexión con el pueblo bestial”, rememora.

Además de médico de familia, en San Esteban estuvo 5 años como coordinador del centro de salud, lo hizo con un programa pionero que le permitía gestionar todos los recursos del centro, salvo las nóminas. “Nos convertimos en un referente nacional en cuanto a centros rurales”, recuerda. Lafuente fue también la pieza clave de la introducción de las ecografías en la Atención Primaria soriana.

Con toda una carrera dedicada a la salud de los demás, y tras su jubilación en 2021, fue el diagnóstico a un familiar cercano de cáncer de pulmón lo que le empujó, primero a estudiar y luego a difundir, lo que una dieta adecuada y unos buenos hábitos pueden hacer por la salud. Comenzó una etapa de formación con todos los recursos que ofrece internet para acceder a estudios de todo el mundo en materia de alimentación y salud. Jesús apuesta siempre por el rigor científico y por las fuentes más contrastadas que son, principalmente, universidades y centros estadounidenses.

“En nuestra carrera de Medicina no nos enseñan en sí los beneficios de una alimentación saludable”, lamenta y denuncia. En su nueva etapa, Jesús pasó a estudiar las propiedades de cada alimento: “Antioxidantes, fitoquímicos, composición de cada fruta, de cada verdura, de cada legumbre…”. Todo, destaca, siempre apoyado en las evidencias científicas. Unas evidencias que no son inamovibles, lo que en ocasiones se traduce en una falta de credibilidad hacia los médicos. “Algunos pacientes nos dicen que los médicos cada vez decimos una cosa”, reconoce, y es que en medicina se investiga constantemente “y, precisamente, donde más se investiga es donde peor se come que es en Estados Unidos”. Lo resume con un ejemplo propio: “Yo a mis pacientes de Duruelo y de San Esteban les he tenido que pedir perdón porque les he privado del huevo que, realmente viendo ahora sus propiedades, es un alimento esencial”, reconoce. Por aquel entonces, la recomendación era dos o tres a la semana como máximo, ahora se ha demostrado que la yema de huevo tiene grasas que son saludables. “Se puede tomar uno al día”, zanja.

Con su experiencia vital, su ejemplo diario y las evidencias científicas en su tablet, Jesús “va donde le llaman”. Ayuntamientos, centros de salud, asociaciones y hasta empresas. Cuenta con orgullo como, tras una de sus charlas, una fábrica cambió las máquinas de chucherías y refrescos por fruta fresca a diario que, además, paga la empresa. Sin cobrar, sin pedir la gasolina y sin darse mucha publicidad (sabe que su discurso no es del todo cómodo), Lafuente trata de seguir aportando a la sociedad. Su mensaje cala en salas donde se reúnen a decenas de personas en muchos pueblos de Soria, pero también ha llegado a ir a La Rioja o Burgos. Decenas de personas por charla que asisten, unos ilusionados con una vida mejor y otros resignados a escuchar cosas que no les va a gustar, a un torrente de fuerza, verdad y ciencia. “Yo lo expongo y cada cual que coja lo que quiera para mejorar lo que el quiera en su día a día”.

Consulta aquí su guía de alimentación saludable.

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