Nacida en Fresno de Caracena, estableció con su familia un negocio en la villa episcopal donde vive.
Catalina Arranz, vecina de la localidad de El Burgo de Osma, celebraba hoy jueves su 100 cumpleaños arropada por su familia, amigos y vecinos. Una vida plena de esfuerzo, emprendimiento y amor por su gente, siendo hoy homenajeada por todos los que la rodean.
Además de contar con la presencia del alcalde burgense, Antonio Pardo, el diputado Daniel García se ha acercado hasta su domicilio donde se ha celebrado el cumpleaños para oficiar la entrega de la placa conmemorativa por sus 100 años de vida.
Nacida el 13 de febrero de 1925 en el Molino del Hospital, en Fresno de Caracena, Catalina nació fruto del matrimonio formado por Tomás Arranz Muñoz, natural de Osma, y Felicitas Molina Lázaro, de La Olmeda. Creció en el seno de una familia numerosa, siendo la penúltima de seis hermanos. Pasó su infancia y juventud en su localidad natal hasta 1948, cuando se trasladó a Alcubilla del Marqués para comenzar una nueva etapa junto a su marido, Félix Palomar Agranz.
El 3 de julio de aquel mismo año se casaron en Alcubilla del Marqués y tomaron las riendas de la tienda familiar de su suegra. Con espíritu emprendedor, Catalina y Félix diversificaron su actividad con una granja de pollos y de cerdos, y fueron pioneros en la apertura de la primera bodega de champiñón en la zona. Su dedicación y esfuerzo los convirtieron en una pareja muy apreciada y respetada en el pueblo.
En 1967, Catalina y Félix se establecieron en El Burgo de Osma, donde abrieron la conocida Pollería Catamar. El nombre, cargado de significado, nació de la combinación de sus apellidos: 'Cata' por Catalina y 'Mar' por Palomar. En el establecimiento, además de ofrecer productos avícolas, fueron innovadores en el abastecimiento de carne de ternera congelada, recorriendo regularmente el trayecto hasta Soria para abastecerse. Tras años de trabajo y dedicación, llegaron a la jubilación, dejando una huella imborrable allá donde iban.
Catalina enviudó en 2005, pero sigue viviendo rodeada del cariño de su familia y de sus vecinos, que la consideran un pilar fundamental del barrio. Su vitalidad, inteligencia y gran corazón han hecho de ella una persona muy querida y admirada.
A la pregunta sobre el secreto de llegar a los 100 años, Catalina responde con una sonrisa y una fórmula clara: “Comer de todo en su justa medida, seguir la pauta médica, nada de alcohol, solo leche y café… y no empezar a trabajar antes de los 23 años”.
Hoy, El Burgo de Osma rinde homenaje a Catalina Arranz, una mujer trabajadora, emprendedora y generosa, que ha sido testigo de un siglo de historia.