Ruta: Un paraíso soriano en Pinares

La ruta de este mes nos lleva hasta Pinares. A lo largo de tres horas recorreremos diez kilómetros llenos de vegetación que trasladan nuestra mente hasta lugares muy lejanos. La expedición la comenzaremos en Soria capital. Empleando la Nacional-234 durante 22 minutos, llegaremos a Abejar. Dejando atrás el pueblo, cogeremos el desvío hacia Covaleda. No obstante, unos metros antes de arribar a la localidad pinariega, utilizaremos una pista forestal -es la misma que lleva a las cascadas covaledenses- a la derecha para desembocar en una explanada junto al refugio del Raso de Cubillos.

Una vez hemos aparcado el coche y hemos cogido todo lo necesario, sobre todo, los palos de andar, nos acercaremos a ver la torreta de control de incendios que se encuentra en esta zona y el albergue montañoso. Sin tiempo que perder, volvemos sobre nuestros pasos para comenzar la ruta desde el lugar en el que hemos aparcado el vehículo.

De esa manera, nos adentramos en una pista forestal con un terreno en muy buen estado. En los primeros metros de este trayecto, apreciamos los restos de la última nevada entre la masa forestal. Los pinos nos acompañan a lo largo de todo el camino, junto a unos robles que están renovando sus hojas. Sin salirnos de este sendero, muy bien indicado en todo momento, también apreciamos enormes charcos de agua, helados. Aunque las temperaturas han mejorado en los últimos días, el espesor del hielo todavía es muy grande. Tras haber completado 4 kilómetros, alcanzamos el desvío que nos llevará hasta el mirador y el refugio de Cueva Mujeres.

Un paraíso

En menos de 500 metros, aterrizamos en este maravilloso rincón de la provincia soriana. Nuestros guías de cabecera, Ángel Campos, Manolo Ciria y Feli Orden, lo llaman la "Suiza soriana" por las vistas "impresionantes" que nos ofrece, repletas de vegetación y de agua. Desde esta zona, se puede vislumbrar Vinuesa, el embalse de la Cuerda del Pozo o El Quintanarejo. Al ser el punto intermedio de la ruta y, aprovechando la majestuosidad del paisaje, paramos para almorzar y para coger fuerzas de cara al tramo final.

Volviendo al desvío que hemos usado para alcanzar el mirador, presenciamos a lo lejos, entre los pinos, la sierra de la Cebollera. Cuando estamos de nuevo en la pista forestal, subimos 200 metros y giramos a la izquierda, llevando a cabo un trayecto circular que nos devolverá al aparcamiento. En este tramo, apreciamos árboles muy antiguos que nuestros expertos denominan "los abuelos del bosque".

Una fuente, curiosa

Después de continuar recto tres kilómetros, llegamos a un cruce de caminos. En este caso, debemos bajar hacia abajo, empleando el de la izquierda, dejando a la derecha otro albergue montañoso. Una pista que nos indicará que no nos hemos equivocado es que veremos nada más adentrarnos en él la fuente del Pico. Esta es muy curiosa, ya que tiene forma de copa. Si tapas el tubo de abajo, el agua, que está bastante fresca, subirá hasta ella, permitiéndote beber como si estuvieras en tu propia casa.

Precisamente, en esa intersección también arranca una de las rutas más conocidas de Soria como es la de las cascadas de Covaleda. Sin detenernos, seguimos durante un kilómetro y medio para subirnos de nuevo a nuestro vehículo en la explanada de la torreta antiincendios, poniendo el broche de oro a esta aventura.

No obstante, todavía nos quedan fuerzas para hacer una visita turística a Covaleda. Esta preciosa localidad cuenta con auténticos tesoros arquitectónicos como la iglesia de San Quirico y Santa Julita. Este templo fue de lo poco que se salvó del incendio que asoló a este pueblo soriano en septiembre de 1923. Otro de los monumentos al que es obligatorio acercarse es la ermita de la Virgen del Campo. Propiedad de los covaledenses tras ser comprada a los monjes benitos de Oña, data de los siglos XVII y XVIII. Por último, tampoco nos podemos marchar sin acercarnos al puente de Soria y al puente de Santo Domingo, ambos declarados Bien de Interés Cultural.

Con todo ello, nos despedimos de una expedición de 10,2 kilómetros y 207 metros de desnivel, apta para toda la familia, en la que hemos disfrutado de Covaleda y Vinuesa, dos bellos pueblos.

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