El Contraataque: El Numancia está en caída libre y hay que frenarla como sea

El Numancia ha vivido su semana más negra del curso en el peor momento posible. Los rojillos han visto como en apenas siete días el Pontevedra se les ha escapado a siete puntos, distancia más que considerable cuando tan solo quedan seis jornadas para el final de la fase regular de la competición. ¿Se podría tildar de fracaso? Sí, un conjunto con este presupuesto no puede estar tan lejos del primer puesto a estas alturas en la cuarta categoría del fútbol nacional ¿El equipo todavía está a tiempo? Por su puesto.

Aunque es muy difícil conseguirlo por la vía de la primera posición (independientemente de que piense que el cuadro gallego va a dejarse puntos por el camino en este sprint final), los numantinos deben de concentrarse en recuperar sensaciones, dejando a un lado el nefasto juego que han plasmado durante el último mes.

Es cierto que los de Aitor Calle completaron un partido muy completo en Pasarón el miércoles. Por ello, me duele todavía más lo que ocurrió frente al Escobedo en la mañana de ayer. Convencido de que la derrota en Pontevedra impulsaría a los rojillos, haciéndoles sacar la rabia acumulada por todo lo sucedido, estos completaron un duelo muy malo, semejante al del Laredo.

Vayamos por partes. El inicio del choque me pareció bueno. El equipo presionó arriba y dificultó la salida del balón, teniendo a un Carlos González, muy incisivo y con espacios por delante. Sin embargo, llegó el minuto diez y todo lo bueno desapareció. Los rojillos se esfumaron y no volvieron a llegar a la meta rival hasta la segunda parte. Otra vez se volvió a abusar del juego directo, con numerosos centros laterales que no llegaban a ninguna parte. Este equipo está capacitado para mucho más, independientemente de las bajas de jugadores importantes, más en un campo en el que el Escobedo solo había ganado un partido.

En esos instantes, cuando el conjunto visitante practicaba el pelotazo para arriba, los cántabros, que tampoco inquietaron la portería de Dorronsoro, se adelantaron con un gol de falta ante el que poco se puede hacer. De esa forma, se llegó a un descanso que vino muy bien a los de Aitor Calle. A la salida de vestuarios, regresaron con otra cara, gozando de varias ocasiones muy claras.

En una de ellas, Sanchidrián, el jugador que está tirando del carro en estos compases de la temporada, puso las tablas al coger el rechace del portero local al chut de Bonilla. Fue entonces cuando los numantinos debieron aprovechar para darle la vuelta a la tortilla. Sin embargo, la falta de acierto, que ya les viene condenando desde hace tiempo, les impidió hacer el 1-2.

Entonces, el Escobedo, aprovechando la fragilidad defensiva de los rojillos, se llevó los tres puntos con un centro a la espalda de la defensa al que llegó totalmente solo Nacho Martínez. A pesar de que quedaba tiempo para empatar o incluso remontar, unos 16 minutos con el añadido, los sorianos se quedaron noqueados, sin saber muy bien qué hacer. Su única producción ofensiva en la prolongación fueron balones colgados, muy fáciles de despejar para su defensa y su portero.

¿La solución para que no vuelva a ocurrir? El equipo de Aitor Calle está capacitado para llevar el peso del juego. Es cierto que con la lesión de Cristian Delgado se ha notado un bajón importante en la medular. Aun así, no es excusa para ver un juego tan plano y tan directo ante equipos, claramente inferiores a los rojillos.

Además de recuperar esa versión y de explotar el talento de los extremos, Aitor Calle debe levantar mentalmente a un equipo que ayer se le vio tocado, sobre todo con el segundo gol del Escobedo. Queda mucho y se está a tiempo de todo, pero se tiene que producir un cambio radical para que este conjunto pueda lograr el objetivo, ya sea por la vía del ascenso directo o del play off.