Esta deportista ha sabido reinventarse a pesar de su corta edad. Después de triunfar en el mundo del powerlifting, la joven soriana está dando sus primeros pasos como boxeadora.
¿Cómo practicar dos deportes al máximo nivel? A sus 23 años, Teresa Molina tiene la respuesta a esta pregunta después de haber dejado su impronta en powerlifting y boxeo. Aunque sus comienzos como deportista no fueron nada fáciles, esta polifacética soriana nunca se rindió. Tras empezar a practicar natación y equitación, “modalidades en las que no destacaba”, probó a ir al gimnasio con sus amigas en su etapa como estudiante de instituto.
Su primera experiencia no fue buena, ya que “íbamos a zumba y no se me daba nada bien bailar”. Sin venirse abajo, optó por hacer ejercicio por su cuenta, apuntándose al gimnasio de su barrio, La Barriada. Una vez allí, descubrió que le apetecía probar actividades con peso: “La gente estaba súper fuerte. La gran mayoría eran culturistas. Yo me fui juntando con ellos, enganchándome cada vez más, ya que me di cuenta de que lo que mejor se me daba era levantar muchos kilos”. Entonces, llegó su punto de inflexión. Al producirse la pandemia, Molina continúo entrenando en su casa, aprovechando los materiales que tenía para hacer press banca, peso muerto y sentadillas. En ese instante, se dio cuenta que estaba practicando powerlifting y comenzó a mirar marcas de otras chicas con el objetivo de competir en cuanto se normalizara la situación epidemiológica en el planeta.
Dicho y hecho. En julio de 2022 debutó como junior en el Campeonato Regional en categoría de menos de 69 kilos. A pesar de que era su primera prueba oficial y de que iba “a probarme”, consiguió ganar la competición. Desde ese momento, su crecimiento en esta práctica fue exponencial, acudiendo a varios Nacionales, logrando numerosas medallas y clasificándose para el Europeo de Plisen (República Checa). “Allí me di cuenta de que no es un deporte minoritario en otros países”, manifiesta.
Esa irrupción en el mundo del powerlifting se ha visto frenada en los últimos meses por otra de sus pasiones. Mientras competía al máximo nivel dentro de esta práctica, Molina también empezó a boxear. Al bajar varios kilos y quedar enrolada en un peso de -63 en el primero de estos deportes, no logrando los resultados que esperaba, la joven soriana decidió poner todos los huevos en la cesta del ring. “No es que abandone del todo el power, pero sí que me quiero centrar más en el boxeo. Al final, en estos meses se me han juntado varias pruebas de ambos y ha sido una situación complicada”, sentencia. En esa dirección, reconoce que es muy difícil competir en dos deportes “que me piden estructuras físicas muy diferentes”. No obstante, antes de aparcar por un tiempo su carrera como powerlifter, la soriana venció en el último Regional, celebrado en febrero, consiguiendo una marca que le permitiría participar en un Nacional si decide volver alguna vez.
Teresa se subió por primera vez a un ring para disputar un combate oficial el pasado mes de julio. Después de dos años de entrenamiento, divididos en sesiones de fuerza y tácticas, la boxeadora debutó por todo lo alto, derrotando a su contrincante por K.O. Más adelante, también participó en otras dos veladas, incluida de la de San Saturio, en las que no tuvo tanta suerte, perdiendo a los puntos.
Su camino en esta disciplina no está siendo fácil, ya que no encuentra en Soria sparring chicas que le ayuden a seguir mejorando. Sin embargo, esa situación no le ha echado para atrás en una práctica que todavía está muy masculinizada. Saliendo de su zona de confort, se ha enrolado en el Club Titobox de Logroño para seguir dando pasos en su corta carrera deportiva: “Al principio, pensaba que con mi fuerza podía derrotar a todas por K.O. Según vas aprendiendo más cosas, comprendes que hay muchos otros aspectos. La inteligencia es fundamental”. En ese sentido, recuerda dos peleas en que las que “me torearon, ya que la veteranía aquí es un grado”. Con la ayuda de varios profesionales de Soria y de su entrenador riojano, Tito, Teresa Molina ha ido cogiendo galones en un deporte “que no es para nada violento y que te vuelve una persona disciplinada”. No duda en afirmar contundentemente que el “boxeo da confianza al tímido, disciplina al rebelde y humildad al soberbio”.
Continuando con su aprendizaje, sobre todo, “a recibir unos golpes” que “sí que duelen, pero a los que te acostumbras, dado que te vas endureciendo”, la boxeadora soriana ya tiene en mente objetivos ambiciosos como participar en el Campeonato Autonómico de Castilla y León del próximo mes de mayo en menos de 63 kilos. Para alcanzar esa nueva meta, el apoyo de su familia es fundamental. Aunque “me dicen que hubieran preferido que me dedicase a tocar el piano”, siempre la han respaldado, luciendo incluso en varios torneos camisetas con el lema ‘Te revienta, Tere’. Independientemente de que el cambio al boxeo ha sido todavía peor, ya que “algunas veces he vuelto con el ojo morado o con el labio partido, siempre me han dado ánimos”, expresa. “Están empezando a ver combates en la televisión para ver cómo funciona. No me puedo quejar porque siempre están ahí y les siento cerca”, añade.
Impulsada por los suyos, Teresa Molina seguirá dando pasos dentro de un deporte en el que se quiere hacer un nombre. Aunque no será nada fácil, ya ha demostrado que es capaz de todo, atreviéndose a desafiar numerosos estereotipos.