La respuesta, a priori, parece clara. Le damos voz a expertos para comprobar si realmente es así. Además, ¿será el de esta madrugada el último cambio de hora en España?
Este domingo 30 de marzo, los relojes volverán a adelantarse una hora, pasando directamente de las 2:00 a las 3:00 de la madrugada. Una modificación horaria que, como cada año, genera debate sobre sus efectos en nuestra salud y bienestar. Pero, ¿realmente afecta a nuestro organismo perder esa hora de sueño? ¿Y será este el último cambio de hora que experimentemos en España?
La respuesta corta es sí, dormir una hora menos tiene consecuencias para nuestro organismo, aunque estas varían significativamente según cada persona. El doctor Fernando Gonçalves, neurólogo especialista en medicina del sueño del Hospital Universitario de La Paz, explica que "el cambio horario provoca una desincronización de nuestro reloj biológico interno, lo que puede manifestarse como una especie de mini jet lag".
Los estudios científicos han documentado diversos efectos tras el cambio horario de primavera, entre los que destacan:
Alteraciones del estado de ánimo: Incremento de irritabilidad y cambios en el humor, especialmente en personas con predisposición a trastornos del estado anímico.
La doctora Elena Urrestarazu, neuróloga y especialista en trastornos del sueño, señala que "aunque pueda parecer insignificante, esa hora perdida afecta a nuestros ritmos circadianos, que regulan no solo el sueño sino también la temperatura corporal, la secreción hormonal y otras funciones vitales".
No todos experimentamos estos efectos con la misma intensidad. Los expertos identifican varios grupos de población especialmente sensible al cambio horario:
"Los niños pequeños y las personas mayores suelen tener más dificultades para adaptarse", explica la psicóloga María Sánchez, especialista en cronobiología. "También las personas con trastornos previos del sueño, trabajadores por turnos y quienes ya padecen de privación crónica de sueño notarán más los efectos".
La cuestión sobre si estamos ante el último cambio horario en España sigue sin resolverse definitivamente. En 2018, la Comisión Europea propuso eliminar los cambios de hora estacionales tras una consulta pública en la que el 84% de los participantes se mostró favorable a su supresión.
El Parlamento Europeo aprobó en marzo de 2019 poner fin a esta práctica, estableciendo inicialmente 2021 como fecha límite para que los Estados miembros decidieran si querían mantener permanentemente el horario de verano o el de invierno. Sin embargo, la pandemia de COVID-19 y la falta de consenso entre los países han paralizado el proceso.
Según fuentes del Ministerio para la Transición Ecológica, "España está a la espera de una decisión coordinada a nivel europeo, ya que mantener diferentes husos horarios entre países vecinos podría generar problemas logísticos y económicos significativos".
La posición española, expresada en diversos foros europeos, se inclina por mantener permanentemente el horario de verano, aunque esta decisión requiere un análisis profundo de sus implicaciones, especialmente considerando la peculiar situación geográfica de España, que ya funciona con un huso horario adelantado respecto a su posición geográfica.
Mientras seguimos con esta práctica, los especialistas recomiendan algunas estrategias para minimizar el impacto:
El doctor Javier Albares, director de la Unidad del Sueño del Instituto Neurológico de Barcelona, concluye que "aunque el organismo termina adaptándose en pocos días, es importante ser conscientes de que durante ese periodo de ajuste podemos estar más vulnerables, por lo que conviene extremar precauciones, especialmente al volante o en actividades que requieran máxima concentración".
Mientras Europa sigue debatiendo sobre el futuro de esta práctica, lo cierto es que mañana volveremos a adelantar nuestros relojes, con la esperanza de que la primavera nos compense esa hora perdida con días más largos y luminosos.