Burgos se convierte en el epicentro de esta iniciativa que busca crear un ecosistema completo de producción, distribución y consumo de hidrógeno verde, con una inversión prevista de 6.800 millones de euros y la creación de 3.200 empleos en la próxima década.
El Valle del Hidrógeno de Castilla y León se consolida como un proyecto estratégico para la transición energética regional, con Burgos como epicentro de esta iniciativa que promete transformar el panorama industrial y energético de la comunidad. Durante la inauguración del lanzamiento de este ambicioso proyecto, el consejero de Economía y Hacienda y portavoz de la Junta, Carlos Fernández Carriedo, destacó la importancia de esta apuesta que cuenta con el respaldo del presidente autonómico, Alfonso Fernández Mañueco, y la colaboración de múltiples actores públicos y privados.
"Se trata de juntar la generación energética en la que estamos avanzando, en la que tenemos el apoyo de la Unión Europea, en que hemos obtenido fondos europeos, en donde participa la Junta de Castilla y León dentro del clúster con el consumo", explicó Fernández Carriedo, subrayando la visión integral que caracteriza este proyecto que abarca desde la producción hasta la distribución y el consumo del hidrógeno verde.
El Valle del Hidrógeno representa un modelo de colaboración público-privada ejemplar, donde instituciones como la Universidad de Burgos, el Ayuntamiento de Burgos, Cartif y el propio clúster del hidrógeno, liderado por Rafael Barbero, trabajan conjuntamente para posicionar a Castilla y León como referente en la economía verde. Esta sinergia ha sido fundamental para captar fondos europeos y desarrollar un ecosistema completo en torno a esta fuente energética renovable.
El consejero puso en valor la triple ventaja que supone esta iniciativa para el tejido empresarial: "Consumir en el territorio determina hacerlo en mejores condiciones de precio, consumir un producto que es renovable y que nos pueda dar la etiqueta verde y además dar la seguridad del suministro energético, que tan importante es en nuestro momento ante las dificultades estratégicas ante las que nos encontramos".
La participación empresarial resulta crucial en este proyecto, como quedó patente con la intervención de Andrés Hernando en representación del sector industrial. Las empresas no solo serán consumidoras de esta energía limpia, sino que forman parte activa de un ecosistema que busca garantizar la sostenibilidad y la competitividad industrial a largo plazo.
El Valle del Hidrógeno no es una iniciativa aislada, sino la punta de lanza de una estrategia energética más amplia. Según reveló Fernández Carriedo: "Sin dudas es el más emblemático de todos, pero hoy en día tenemos en nuestra comunidad en torno a sesenta proyectos de energía verde que nos permitiría abordar una inversión global de unos seis mil ochocientos millones de euros y la creación de tres mil doscientos puestos de trabajo en los próximos diez años".
Estas cifras ponen de manifiesto el potencial transformador de la economía verde en Castilla y León, con una proyección de inversión y empleo que podría revitalizar zonas afectadas por la despoblación y la desindustrialización. El hidrógeno verde se perfila, así, como un vector de desarrollo territorial, capaz de fijar población y atraer talento especializado.
Sin embargo, el éxito de esta iniciativa depende en gran medida de factores externos. El consejero aprovechó su intervención para hacer un llamamiento al Gobierno central: "Insistimos en la solicitud que hacemos al gobierno de garantizar las redes de suministro de energía y garantizar las redes de distribución del hidrógeno para que se aceleren cuanto antes". Esta demanda refleja uno de los principales desafíos para el despliegue masivo del hidrógeno verde: la necesidad de infraestructuras adecuadas para su transporte y distribución.
El modelo propuesto por la Junta apuesta decididamente por la proximidad como factor de eficiencia y sostenibilidad. "Nosotros somos partidarios de favorecer este autoconsumo energético, el consumo en proximidad, aprovechar todas las oportunidades y esta es la idea del valle, que todo se haga en cercanía", explicó Fernández Carriedo, dibujando un escenario donde producción y consumo se integran en un mismo territorio para maximizar beneficios económicos y ambientales.
Esta visión de circuito corto energético no solo reduce pérdidas en el transporte y distribución, sino que multiplica el impacto positivo en la economía local. "En la cercanía y en la proximidad se genera energía, se consuma energía y sirva para el desarrollo, no solamente energético, que también es importante porque en sí mismo genera empleo estas unidades de generación de hidrógeno verde sino también para que sirva del consumo industrial de lo cual en Burgos y en Castilla y León pues sabemos mucho", concluyó el consejero.
El lanzamiento del Valle del Hidrógeno de Castilla y León marca un hito en la estrategia de descarbonización de la comunidad y sitúa a Burgos como nodo central de una red que aspira a extenderse por todo el territorio. Con el respaldo institucional, empresarial y académico, este proyecto no solo promete transformar el modelo energético regional, sino también reforzar el liderazgo industrial de Castilla y León en sectores estratégicos de la economía verde.