Por todos es sabido que un viaje necesita una planificación. De nada vale desplazarse al mejor lugar del mundo si no hay una estructura definida de qué se va a hacer y cuáles son los medios necesarios para esos propósitos. Sin embargo, se podría decir que la organización debe empezar desde antes de arribar al destino. Y es que, en muchas ocasiones, es necesario desplazarse en coche al aeropuerto desde el que se va a volar, y eso puede generar un problema.
Establecer como va a ser el hecho de ir a la terminal correspondiente es muy importante. Los aviones tienden a ser puntuales en su hora de embarque, y los traslados en coche pueden ser problemáticos en este sentido. Un atasco, no encontrar donde aparcar, o no conocer una ruta clara hacia el destino, son ejemplos de problemas que pueden acabar haciendo que se pierda el vuelo.
Por suerte, hoy en día existen diferentes maneras de anticiparse a todos esos posibles contratiempos, como se explicará a continuación.
Cuando se conoce una ruta, existe la tentación de pensar que se sabe también el tiempo exacto que lleva hacerla. Lamentablemente, la realidad no es así, ya que las vías no siempre están de la misma forma, y el tráfico puede variar según la hora o el día.
Para evitar esas situaciones, se recomienda el uso de aplicaciones como Google Maps o Waze, expertas en ofrecer estimaciones de viaje bastante acertadas, basándose en el tráfico. De hecho, son capaces hasta de buscar alternativas a las rutas supuestamente más rápidas, si estas tienen alguna circunstancia que las convierte en más lentas.
Se puede dar la circunstancia, sobre todo en las grandes ciudades, que para ir hasta el aeropuerto haya que pasar por alguna zona urbana. En los últimos años, se han implementado normativas referentes a los vehículos, que es necesario conocer antes de meterse a conducir por estos lugares.
Antes de salir, no está de más investigar sobre cuáles son las zonas, por ejemplo, por las que solo pueden circular vehículos de bajas emisiones. Esto puede evitar el hecho de verse en la situación de tener que elegir entre meterse por una calle prohibida y arriesgarse a una multa, o llegar tarde al vuelo.
Otra de las problemáticas surge cuando se llega al aeropuerto y hay que encontrar un sitio donde dejar el vehículo. Afortunadamente, a día de hoy existen varias opciones, como demuestra el aparcamiento aeropuerto Madrid.
La oferta se adapta perfectamente a las necesidades de los viajeros. Pueden encontrarse parkings low-cost para estancias largas, como otros más premium y cercanos a la terminal. Además, a través de aplicaciones como Parclick, se puede optar también a un servicio de aparcacoches (conocido como “valet” en esta plataforma). Con él, solo hay que trasladar el coche al aeropuerto, darle el vehículo y las llaves a un profesional, y este lo llevará al parking correspondiente. Posteriormente, el día de la vuelta, estará esperando con el coche en el mismo lugar.
Este último servicio es bastante demandado, ya que permite tener acceso al coche prácticamente en la puerta de la terminal, con lo que se evitan desplazamientos largos e incómodos, a la vez que se ahorra bastante tiempo.