Todos piden un puente alternativo y definitivo, porque "aunque el puente medieval se arregle, el problema lo vamos a seguir teniendo".
Hace un mes justo que uno de los aleros del puente medieval de San Esteban de Gormaz cayó al río a consecuencia de las riadas. Desde entonces los problemas que han surgido han sido varios, tanto para los residentes del municipio, que ha quedado dividido en dos, como para personas que estaban de paso.
Desde FOES han querido dar voz a "los problemas a los que se están enfrentando los empresarios de la zona y las soluciones que consideran que deben realizarse", ha indicado la directora general de FOES, M.ª Ángeles Fernández. Y, es que aunque parece que el foco se ha puesto en lo económico, "también hay que ponerlo en lo humano, porque son personas con problemas muy serios y necesidades y queremos que estos nos lo trasladen".
Maite cuenta con una empresa de construcción en la que "la planta de hormigón está en la margen izquierda del puente". Sin embargo, las obras que tiene que realizar actualmente están en la margen derecha. Cuenta que un recorrido que antes era de 3,5 km el trayecto ahora es de 35 km. "Cada viaje de hormigón, al tratarse de maquinaria pesada, supone un coste tanto de tiempo como de gasto económico", afirma preocupada. Además, está realizando una obra pública, por lo que, con la adjudicación de la obra se establecieron los costes "y ahora no podemos pedir que nos suban la cantidad", algo que les supone que "tengamos que hacernos cargo de los costes adicionales". Además, al tener que realizar un trayecto mucho mayor, tienen que invertir un mayor tiempo en desplazamientos, lo que aumenta su preocupación pues "tenemos unos plazos y tenemos que cumplirlos. Y, en caso de no hacerlo tendremos penalizaciones que también tendremos que asumir", asegura.
Por otro lado, actualmente dispone de 40 empleados en su plantilla, pero ante esta situación, "si esto dura mucho en el tiempo, no voy a poder asumirlo y peligra que tengamos que negociar un ERTE".
En cuanto a su otro negocio, de distribución de bebidas, ha notado que "los clientes ahora hacen pedidos más grandes, ya que no podemos irles a visitar tan habitualmente". Igualmente, al tener algunos compradores al otro lado del río tiene que realizar un trayecto más largo, y "no sería justo que el incremento en mis costes se lo gravase a ellos".
El caso de Eva es similar, aunque en su caso le ha afectado a su rutina laboral. "Ahora tenemos que levantarnos antes para poder llevar el pan a tiempo a Ayllón", lamenta. Además, y para transportarlo, "tenemos que pasar el género a pie por el puente y luego, al otro lado se encuentra un coche para que lo lleve a los pueblos", una solución que han encontrado para no tener que realizar tantos kilómetros. Se trata de una labor bastante tediosa, pues además de tener que cargarlo, también tienen que anteponerse a las inclemencias del tiempo para que no se les estropee el género durante el traslado.
Igualmente, "si en medio del reparto nos quedamos sin pan, tenemos que volver a San Esteban a por más, con lo que esto conlleva: más kilómetros, más gastos y más tiempo invertido".
También se ha visto afectada la hostelería, pues "ya no pasan tantos vehículos y esto ha supuesto un descenso en las ventas, que han decrecido un montón", cuenta. Además, y al igual que le pasa a Eva, muchos de los hosteleros de la zona tienen que contar con dos vehículos "uno a cada lado del puente", para poder ahorrar en costes de gasolina, pero teniendo que transportar el género a pie.
Por su parte, Daniel asegura indignado que "estamos en la Edad Media, al igual que el puente". En su caso ha calculado los costes extra que tiene que asumir en cada pedido, que ascienden a "150€". Al igual que le sucede a Maite, sus clientes, compradores de vino, "realizan compras mucho más grandes y ya los pedidos de muestra no se están realizando tanto como antes, por todo lo que supone". Asimismo, en cuanto a su negocio de manufacturas metálicas, indica que "el trabajo que antes tardábamos en realizarlo una mañana, ahora tenemos que invertir todo un día".
La agricultura tiene también un gran peso en la zona de San Esteban. Así, Javier ha explicado los problemas que tiene que afrontar el sector día tras día desde hace un mes. "Hay agricultores que tienen tierras a ambos lados del puente, y esto supone que hay que hacer cambios de aperos", lo que se traduce en invertir mayor tiempo. A esto hay que sumarle que si algún elemento agrícola se rompe tienen que ir al taller, "que puede que esté al otro lado del puente, y hay que ir". "En lo que antes tardábamos media hora, ahora son dos, porque hay que pensar que la velocidad a la que van los vehículos agrícolas no es la misma a la que puede ir uno normal". Es por ello que se queja de que "tenemos muchas horas improductivas", un problema con miras a futuro, momento en el que está seguro de que se incrementará, sobre todo en el momento de la cosecha, cuando "se juntarán camiones parados, tractores, veraneantes y temporeros que se acerquen al municipio, quienes, además, tendrán que invertir dos horas más en la jornada laboral para ir y venir al trabajo".
Al igual que Daniel, David también sufre los mismos problemas sobre pedidos y transporte de género vitivinícola. Igualmente cuenta que "tenemos transportistas a nivel nacional que desconocen que este corte se haya producido, por lo que tenemos que estar pendientes de avisarles de que tienen que cambiar su trayectoria a otra alternativa como puede ser el puente de Langa, que tiene aproximadamente la misma antigüedad". Además, teme que suceda con este puente vecino algo parecido a lo que ha pasado en San Esteban, "y si este se cae entonces sí que nos quedamos incomunicados y tendremos que ir hasta Aranda de Duero".
Igualmente, no ha querido dejar de lado la parte humana de toda esta situación. "Tenemos trabajadores que viven a ambos lados del puente. Sus vidas han cambiado completamente, porque si tienen hijos Ines madrugar para traerles y llevarles a la escuela, cruzando el puente, independientemente del tiempo que haga. Esta es una situación entre muchas otras. Y, es algo que ya está empezando a afectarles psicológicamente".
Con todos estos problemas todos los empresarios de la zona coinciden en que "queremos que se nos dé una alternativa definitiva". Así, solicitan que "se construya un puente permanente por el que pase la maquinaria pesada", asegura Maite, pues temen que aunque el puente medieval se arregle "pueda pasar lo mismo en el futuro", afirma Daniel.