Felipecuartos de Ágreda: guardianes de una tradición única en España

La Cofradía de la Vera Cruz de Ágreda, fundada el 7 de abril de 1556 en la iglesia de Nuestra Señora de Magaña, mantiene viva una tradición que trasciende la Semana Santa y se extiende durante todo el año. Con apenas 65 cofrades entre hombres y mujeres, esta pequeña pero activa hermandad soriana enfrenta el reto de preservar un legado histórico, mientras lucha contra la falta de relevo generacional.

Desde un principio, la cofradía está muy ligada al devenir de Ágreda, sobre todo en los momentos más difíciles para sus vecinos. Las rogativas para que terminara la sequía o que acabara alguna guerra aportaron calma y confianza a todos en la villa de las tres culturas. Sus tres fines de disciplina, caritativo y religioso extendieron las actividades de la hermandad, que van más allá de la Semana Santa.

"Estamos activos todo el año", afirma con orgullo José Vicente Frías, presidente de la Cofradía de la Vera Cruz, que destaca la labor que se realiza en los funerales. Hasta hace poco tiempo, al morir alguien se tocaba una campanilla por las calles para que todos se enteraran del fallecimiento. "Desde su fundación, la hermandad auxilió a las personas que no tenían quien las amparase en el último momento de su vida y, actualmente, se acompaña a todas aquellas familias que lo solicitan", explica.

A mayores, la Vera Cruz organiza eventos durante todo el calendario litúrgico. Es ya una tradición la Exaltación de la Corneta, el Tambor y el Bombo. Este año se celebró el pasado 22 de marzo en un acto que reunió a 14 cofradías procedentes de Navarra, La Rioja, Aragón y Castilla.

Un Viernes único

El Viernes Santo es, sin duda, el día más emblemático para la cofradía y es la única jornada que cuenta con la declaración de Fiesta de Interés Turístico Regional. No obstante, el trabajo de la Vera Cruz comienza mucho antes, con todos los preparativos para el Domingo de Ramos. La bendición de las Santas Espinas del Martes Santo o el lavatorio de pies del Jueves son otros momentos destacados de la Semana Santa agredeña.

"Para nosotros, el Viernes Santo es el día más grande", reconoce Frías. La cofradía procesiona con sus catorce pasos que representan toda la Pasión de Cristo, y es el único momento en el que los cofrades visten el característico traje de época inspirado en la comitiva que acompañaba a Felipe IV en sus visitas a la localidad.

"Nos llaman los Felipecuartos", explica el presidente, describiendo un atuendo que incluye pantalón, medias, camisa blanca, chupín con el escudo de la cofradía, golilla, chorrera, daga y un sombrero "similar al que usaban antiguamente los sacerdotes". Una de las particularidades más llamativas es "la cola", una pieza que, si el vicepresidente lo considera oportuno según las condiciones climatológicas, se despliega en el suelo durante la procesión.

La jornada del Viernes Santo comienza con un traslado matutino, "una procesión muy cortita y muy bonita" en la que se juega con la luz natural "consiguiendo claroscuros preciosos", apunta Frías. Este año, el sermón de las Siete Palabras estará a cargo de don Vicente Jiménez Zamora, arzobispo emérito de Zaragoza. Por la tarde, tras los oficios religiosos, sale la procesión principal, que incluye un emotivo momento incorporado recientemente y conocido como 'El Encuentro'.

Una característica distintiva de esta cofradía es que todos los pasos se llevan a hombros, ninguno va con ruedas, lo que supone un desafío adicional en las estrechas calles de Ágreda. "Casi siempre rompemos algo", comenta con resignación el presidente, que puntualiza que algunos pasos requieren hasta 12 portadores.

La participación en la procesión del Viernes Santo involucra a unas 180 personas, incluyendo bandas de música, romanos y portadores. Sin embargo, los 'Felipecuartos' propiamente dichos son apenas una docena, y el presidente reconoce la dificultad para completar el número ideal: "Como mínimo tendríamos que estar doce para llevar los 12 estandartes".

Además de los 'Felipecuartos', la procesión cuenta con otras figuras como los alumbrantes, niños que han hecho la comunión y que visten un traje similar al de los cofrades adultos pero sin sombrero y con algunos elementos distintivos como una faja roja. También participan los romanos, que escoltan al Santo Cristo y al Calvario de Santa Mónica, una de las piezas más valiosas de la cofradía.

Falta relevo

Frías, que ingresó en la cofradía siguiendo la tradición familiar, lamenta la ruptura de la cadena generacional: "Antes había una continuidad. Abuelos, padres, hijos o nietos. Hoy, esa cadena se ha roto ya". Sus propios hijos no seguirán sus pasos pues uno vive en Zaragoza y otro trabaja en México.

El presidente reflexiona sobre el significado de pertenecer a la cofradía más allá del aspecto ceremonial: "El que es cofrade también se supone que tiene unos sentimientos religiosos. No es solamente decir, yo soy cofrade porque me pongo el día del Viernes Santo el traje. Tiene que haber algo más". Frente al descenso de la religiosidad tradicional, Frías defiende el papel de las cofradías como vehículos de religiosidad popular: "Atraemos a mucha gente, a personas que posiblemente van a verlo y se acercan a la iglesia y ven los actos".

El desafío es importante, pero la Vera Cruz de Ágreda confía en superarlo adaptándose a los nuevos tiempos sin perder su esencia. "Algunos nos dan dos telediarios, pero creo que nos queda alguno más", expresa el presidente. Frías considera que "la tradición evolucionará", pero confía en "contar con la colaboración necesaria" para mantener un Viernes Santo "único en España".