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Aunque la lluvia, que había querido dar una pausa esta tarde de Martes Santo en la capital soriana, finalmente llegaba el granizo, precisamente avanzada ya la procesión. Las dos comitivas iniciales partían a las nueve de la noche del Espino y del Carmen con los ojos puestos en el cielo por parte de los integrantes de las cofradías de La Flagelación del Señor y de La Oración en el Huerto. Media hora después, ya en Mariano Granados, el granizo, intenso durante varios y largos minutos hacía extender los paraguas del público mientras que los cofrades aguantaban con estoicismo la borrasca. La procesión de hoy es siempre una de las manifestaciones de hermandad y de devoción que se hace patente con la reunión de ambos grupos en la céntrica plaza de la ciudad. Allí ha sido oficiado el saludo y abrazo solemne, como cada año, entre los hermanos mayores de ambas cofradías bajo el silencio, acallado por las bandas de percusión y de viento de los procesionantes que han encarado su camino, con intemperie poco favorable, hacia la concatedral de San Pedro.