En un momento en el que todo falló, lo único que siguió funcionando y manteniendo la vida social fueron los bares.
En tiempos difíciles siempre hay unos héroes para sacar una sonrisa a la gente. Y durante el gran apagón, ese momento insólito que vivimos en España durante largas horas del pasado 28 de abril, esos héroes fueron los bares. La hostelería, de la forma en la que pudo, volvió a ser la segunda casa de los sorianos durante esas horas de incertidumbre. Cabe destacar que desde ASOHTUR aún no tienen datos relacionados con el alcance de este inusual suceso, ni del efecto que tuvo en los establecimientos de la provincia.
El presidente de la agrupación, Pablo Cabezón, ha destacado que "algunos locales cerraron y otros dieron el mejor servicio que pudieron ofrecer, aunque es difícil determinar cuántos tuvieron que cerrar por culpa de la falta de suministro eléctrico, ya que los lunes muchos de ellos están cerrados por descanso". Que no hubiera luz fue un gran inconveniente para muchos de estos negocios: aquellos que utilizan microondas, hornos, planchas o freidoras conectadas a la corriente, no pudieron ofrecer el servicio de restauración que les hubiera gustado. Los sorianos, así como el resto de españoles, no pudieron disfrutar de un café o una caña en su bar de confianza a lo largo de unas horas que parecieron una eternidad.
Cabezón ha señalado que "algunos restaurantes trataron de ofrecer comida que no necesitara de herramientas electrónicas para poder cocinarse", con una hostelería que se tuvo que reinventar, una vez más, para "salir del paso de la forma que se pudiera". Para este tipo de locales el momento fue complicado, ya que muchos de ellos necesitan electricidad para poder ofrecer a los comensales la mejor experiencia. Pero ni el apagón los paró por completo y varios "retomaron su actividad y ofrecieron comidas a las siete de la tarde".
Los bares se convirtieron en un auténtico refugio para los vecinos. Y para cada problema que surgió, existía una solución. ¿No se pueden fregar los vasos en el lavavajillas? Pues se utilizan unos de plástico. ¿No se pueden servir cañas? Pues botellines lo más frescos posible o un refresco con hielo. Aunque las cámaras frigoríficas no funcionaran, la gente aprovechó al máximo los recursos disponibles en cada uno de los establecimientos. Y el buen tiempo hizo que las terrazas se iluminaran en un día oscuro.
Ante un suceso que nadie se esperaba y que es difícil creer que haya ocurrido, los bares volvieron a ser el corazón de nuestra sociedad, encontrando soluciones ante cualquier inconveniente.
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