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La Soria visigoda

La Soria visigoda

Actualizado 26/05/2025 09:20

El doctor Julio Martínez continúa el relato de un viaje que realizamos por la amplia historia de la provincia. En este capítulo se adentra en una de las culturas más desconocidas de las que poblaron las tierras sorianas. Se dice de ellos que habitaron tiempos oscuros y, muchas veces, su estudio ha quedado relegado a una "larga y aburrida lista de reyes con nombres complicados", pero los visigodos dejaron aquí su impronta, y su genética.

Ampliamente conocida es la presencia en tierras sorianas de romanos o árabes, por no hablar de la superposición de las posteriores culturas castellana, aragonesa o navarra, pero no ocurre lo mismo al tratar la importante impronta nórdica que ocupó estas tierras en la tardoantigüedad. Su papel parece ignorado por la práctica ausencia de fuentes escritas y, durante largos años, su presencia se simplificó bajo la idea de "una larga y aburrida lista de reyes con nombres complicados" o, sin duda, bajo su clasificación de "tiempos oscuros". Los visigodos han permanecido prácticamente ocultos hasta que las excavaciones arqueológicas han ocasionado interés por una cultura que, junto con la hispano-romana, construyeron la historia de Hispania durante al menos dos o tres siglos.

Hoy nos detenemos en este periodo para conocer la trascendencia, tanto cultural como biológica, que los "hombres venidos del Norte" jugaron en la constitución de nuestra población. A pesar de lo dicho, investigadores como Teógenes Ortego o el mismo Benito Gaya Nuño se sintieron atraídos por este mundo visigodo tan poco conocido e invirtieron su tiempo en el análisis de su presencia en las tierras sorianas, tal como demuestran algunos artículos como el publicado en el primer número de la revista 'Celtiberia' (Centro de Estudios Sorianos). En palabras de Benito Gaya Nuño: "No cabe duda de la importancia que los visigodos jugaron en el surgimiento de lo castellano.

Inicios bélicos

La relación de los godos con Hispania se inició como consecuencia de la derrota de estos frente al ejército romano bajo la dirección del cónsul Constancio (413-414). Debido a ello, Ataúlfo y sus guerreros entraron en la Tarraconense por los Pirineos catalanes arrebatando la ciudad de Barcino (Barcelona) a los vándalos. Tras diversos acontecimientos históricos, en el año 416, Walia negoció un nuevo tratado con Constancio para derrotar a los 'pueblos bárbaros pre-godos' (suevos, vándalos y alanos) restaurando así el dominio de Roma sobre las antiguas provincias. Inicialmente, fueron fundamentalmente las élites guerreras, pero progresivamente masas poblacionales godas se asentaron en los territorios de las provincias Tarraconense, Cartaginense e incluso Bética.

Cuando los visigodos se establecieron en la Península Ibérica, a finales del siglo V y comienzos del siglo VI, no se dispersaron uniformemente por todo el país. El mapa de sus cementerios durante el siglo VI indica que la mayoría se instalaron sobre todo en la zona de la Meseta Norte, especialmente en la zona central de la cuenca del río Duero, zona poco poblada y con escasa urbanización.

Llegada a Soria

Gaya Nuño cita la zona en la que se produce la mayor concentración de los visigodos recién llegados, que relaciona con las actuales provincias de Palencia, Burgos, Segovia y Soria. En estas zonas es donde se han hallado la mayoría de los vestigios arqueológicos correspondientes a este periodo, aunque también resulta preciso citar la existencia de una difusión posterior hacia Valladolid, Ávila, Madrid y Toledo.

Inicialmente, la ocupación del territorio se efectuó bajo el marco legal de la 'hospitalitas' codificada por el emperador Arcadio en el 396. De acuerdo con esta fórmula, los visigodos recibían uno o dos tercios de las propiedades de los propietarios hispanorromanos. El asentamiento en la alta meseta soriana se produjo fundamentalmente en el último tercio del siglo V, cuando la migración goda procedente del reino de Toulouse entró en la Península de la mano de Eurico.

La civilización visigoda se caracteriza por la relativa ausencia de vestigios arquitectónicos. Los godos fueron básicamente pueblos nómadas que vivieron en un continuo movimiento a través de Europa en busca de tierras en las que asentarse. La ermita de la Virgen del Val, en el pueblo de Pedro, sea tal vez uno de sus elementos más representativos. Sin embargo, la gran aportación de las excavaciones arqueológicas puede ser el descubrimiento de las grandes necrópolis de Suellacabras, Taniñe o Deza.

Blas Taracena, uno de los investigadores que más se han dedicado a su estudio, ha diferenciado varias fases en la permanencia goda en la península. Establece un primer momento cultural, representado en las necrópolis de Taniñe y Suellacabras y relacionado, tal vez, con lo que denominaba 'subcultura del Duero', que clasifica como perteneciente al siglo V. Posteriormente, un segundo grupo netamente visigodo hallado en Deza, Villapardillo, Monteagudo de las Vicarías o Fuencaliente, en el que llama la atención la estructura denominada 'sepultura en hileras, con calles y posibles agrupamientos familiares'. Y por último, un tercer conjunto -Numancia, Uxama, Tiermes o Gomera- que representaría al momento histórico de la fusión de las poblaciones godas e hispano-romanas.

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Mapa representativo de los restos visigodos encontrados en la geografía soriana.

Sin duda, las necrópolis constituyen el conjunto de vestigios arqueológicos más abundantes y representativos, pero también ha sido posible localizar restos compatibles con la existencia de núcleos de hábitat como los excavados por Ortego (1964) cerca de la necrópolis de La Cuenca; o por Ricardo de Apraiz (antiguo director del Museo Numantino) en la localidad de Narros. En la localidad de Castro (perteneciente al municipio de Retortillo) se eleva la ermita de Santa María de Castro, que se levanta sobre un gran peñasco que domina la pequeña población. Esta ermita posee dos partes diferenciadas: el ábside, casi cuadrado, y la nave rectangular, más ancha y más alta. El presbiterio se comunica con la nave mediante un arco de herradura visigodo. Su datación resulta complicada debido al encalado interno y a la falta de decoración, pero por su ventana oriental, su arco triunfal, la bóveda de medio cañón y sus proporciones, el ábside es visigodo. Se considera que su primitiva construcción se encuentra entre los siglos VII y IX, visigoda o post-visigoda.

Dejando a un lado las informaciones arquitectónicas, el estudio de los restos esqueléticos procedentes de las necrópolis nos permite analizar la existencia de influencias nórdicas en la población soriana. Sin embargo, la deficiente conservación de los restos excavados en dichas necrópolis ha ocasionado que el análisis de dichos restos haya sido parcial.

Soriano, tipo nórdico

Hasta el momento sólo nos ha sido posible estudiar los procedentes de los cementerios de Deza (T. A. Varela López) y de Termes (Carlos de la Casa y Reverte). Sin duda, el análisis de los restos esqueléticos excavados en el cementerio de Deza son los que nos han permitido realizar una primera aproximación a un contexto antropológico que ha sido clasificado como predominantemente nórdico en las tierras sorianas. Bajo los datos proporcionados en su tesis doctoral por Tito Antonio Varela López ('Estudio antropológico de los restos óseos procedentes de necrópolis visigodas de la Península Ibérica', C.S.I.C., 1974-1975) la población enterrada en el cementerio de Deza muestra unas características físicas que permiten incluirlos en el llamado 'tipo nórdico': "dolicocéfalos de contorno ovoide con ortocránea que muestra tendencia a la camecránea según el índice vértico-longitudinal y metriocránea con tendencia a la acrocránea por el índice vértico-transversal, leptoprosopia, mesoconquia y mesorrinia de acuerdo con los índices facial, orbitario y nasal".

Este cementerio de Deza nos permite asegurar el asentamiento de poblaciones visigodas en estos territorios sorianos. La excavación arqueológica, realizada por Blas Taracena (1929), proporcionó una cronología situada entre los siglos VI y VII de nuestra Era. Y también, hallazgos de 'ajuar' demuestran la presencia de colectivos visigodos en otras zonas de Soria (Uxama, Garray, etc.).

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