El estudio de estos vestigios paleontológicos abre la puerta a la identificación de una criatura única en el registro fósil.
Unos fósiles encontrados cerca de la capital revelan la existencia de un terópodo de dimensiones colosales. La investigación, publicada recientemente, apunta a que este animal prehistórico podría representar una nueva especie para la ciencia, ampliando el conocimiento sobre la fauna de hace millones de años.
El hallazgo paleontológico en la provincia confirma la presencia de un espinosaurio que habría alcanzado entre 10 y 12 metros de longitud. Estos restos óseos, datados en hace 125 millones de años, lo convierten en el dinosaurio carnívoro más grande conocido hasta la fecha en la Península Ibérica durante el periodo del Cretácico Inferior.
La identificación de este gigante ha sido posible gracias al minucioso análisis de diversos fósiles, que incluyen dientes, vértebras, así como huesos del cráneo y de las extremidades. Estos vestigios fueron recuperados en los prolíficos yacimientos de Los Caños y Zorralbo, ambos situados en las proximidades de la capital soriana. El equipo internacional responsable de este importante estudio está liderado por los investigadores Erik Isasmendi y Xabier Pereda, de la Universidad del País Vasco (EHU). Han contado con la colaboración de Adrián Páramo, investigador de la Universidad de La Rioja, y Elena Cuesta, paleontóloga del Museo Estatal de Paleontología y Geología de Baviera en Alemania.
"Los espinosaurios eran dinosaurios carnívoros fácilmente distinguibles de otros terópodos por su cráneo bajo y alargado, con mandíbulas provistas de dientes cónicos similares a los de los cocodrilos actuales", explica el paleontólogo Erik Isasmendi. El experto añade que "tenían brazos largos y robustos, con manos de tres dedos que terminaban en potentes garras. Algunos incluso presentaban una característica vela dorsal. Habitaban cerca de lagos y ríos, y se alimentaban principalmente de peces, aunque también podían cazar otros animales." Esta descripción ayuda a visualizar a estas impresionantes criaturas.
Los restos fósiles que han permitido esta investigación fueron hallados originalmente durante los años 2000 y 2010. El descubrimiento inicial fue obra de la familia Meijide-Fuentes, un grupo de paleontólogos aficionados que durante muchos años han dedicado su tiempo y esfuerzo a realizar excavaciones en los yacimientos con dinosaurios de Soria. Posteriormente, estos valiosos fósiles fueron depositados en el Museo Numantino de Soria para su conservación y estudio. Fue durante la realización de su tesis doctoral cuando Erik Isasmendi revisó este material en el museo, obteniendo resultados novedosos que han sido fundamentales tanto para su tesis como para el artículo científico que acaba de publicar el equipo de investigadores.
Además de los restos del gran espinosaurio, los investigadores han encontrado varios dientes aislados en los mismos yacimientos. Estos dientes corresponderían a un segundo tipo de terópodo que no forma parte del grupo de los espinosaurios. "Por ahora, el terópodo se ha clasificado provisionalmente como un tetanuro indeterminado, una rama de dinosaurios que incluye a varios grupos de terópodos", señala Isasmendi, indicando que aún queda trabajo por hacer para una clasificación definitiva.
Los resultados de este exhaustivo estudio aportan nuevas y valiosas claves para comprender la diversidad de dinosaurios terópodos que habitaron en los yacimientos de Los Caños y Zorralbo. Asimismo, arrojan luz sobre la fauna del conjunto de la península ibérica durante el Cretácico Inferior. Hasta la fecha, se han descrito cinco especies distintas de espinosaurios en este período geológico, y los investigadores no descartan que el ejemplar hallado en Soria pueda representar una nueva especie endémica de la zona.
"El gran espinosaurio de Soria podría corresponder a una forma aún no descrita, aunque será necesario recuperar más restos para confirmar si se trata de una especie diferente a las ya conocidas", explica Isasmendi sobre las futuras líneas de investigación. Esta posibilidad abre un campo prometedor para la paleontología en la región.
Este significativo hallazgo se enmarca en la formación geológica de Golmayo, un entorno reconocido por su excepcional riqueza paleontológica. En esta misma formación geológica también han aparecido numerosos restos fósiles de una variada fauna de vertebrados. Entre ellos se cuentan otros dinosaurios terópodos, cocodrilos, tortugas, lagartos, anfibios, peces óseos, tiburones y mamíferos primitivos. A esta diversidad se suman fósiles de invertebrados como moluscos y crustáceos, así como algas y restos vegetales, configurando un ecosistema complejo y fascinante.
La investigación ha sido posible gracias a la financiación del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades (MICIU), junto con el importante apoyo del grupo de investigación del Gobierno Vasco IT 1485-22. Los resultados presentados forman parte de la tesis doctoral de Erik Isasmendi, titulada 'Los dinosaurios terópodos del Cretácico ibérico', que fue defendida con éxito el pasado 15 de octubre de 2024 en la Facultad de Ciencia y Tecnología de la EHU.
Fuente: UPV
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