El Contraataque: Hasta que no se vayan los de arriba…

No sé ni cómo empezar el último Contraataque de la temporada. Estoy triste y abatido, sin capacidad para entender todo lo que está pasando. Me siento como en el Día de la Marmota. La pesadilla de Yecla se ha vuelto a repetir y las lágrimas han vuelto a invadir a todos los que sienten a este club.

El fútbol en su versión más cruel volvió a castigar sobremanera al Numancia con una derrota en el añadido, provocada por un gol de penalti. Si buscas en el diccionario tragedia futbolística te aparece esa definición y una foto de Los Pajaritos de ayer. ¿Cómo se llegó a esa situación? Para mi gusto el equipo estuvo mejor que en Pinilla, llevando la batuta del juego. También es cierto que las ocasiones brillaron por su ausencia en ambos lados del campo. Tan solo Góngora puso el susto en el cuerpo en la primera parte. Pienso que Aitor Calle acertó a la hora de adelantar líneas de presión, dificultando a los visitantes su salida de juego, una de sus principales virtudes.

Tras el paso por vestuarios, el combinado numantino continúo dominando, merodeando más el área rival, aunque siguió sin acertar. Fue entonces, cuando los de Unai Mendia dieron un paso al frente. Incidiendo por banda, Obeng hizo un traje a la zaga rojilla con su desborde. El extremo fue el auténtico alborotador de los minutos finales, erigiéndose en el jugador más peligroso de los suyos. Finalmente, ese arreón tuvo su recompensa con el penalti de Moustapha. En el campo me pareció claro, cuando veo la repetición me genera dudas. El que no dudó ni un solo segundo fue el árbitro. Peru Ruíz no falló con un lanzamiento que quitó las telarañas de la portería de un Kudakovskiy que se había mostrado muy seguro durante todo el encuentro.

Con unos pocos minutos por delante, el Numancia, impulsado más por el corazón que por fútbol, lo intentó. Sin embargo, no hubo tiempo para más y el ascenso se volvió a escapar. Un fracaso más y van unos cuantos desde el desembarcó de Football Newco 18 S.L. al accionariado del club. Uno de los mayores presupuestos de toda la categoría vuelve a claudicar por segundo año consecutivo en la cuarta división del fútbol nacional. Al final, si dejas escapar el ascenso directo tantas veces, ya sabemos que los play off son una auténtica lotería.

No obstante, creo que el análisis tiene que ir más allá. Cuando curso tras año curso se repite el mismo desenlace, hay que mirar más arriba del césped y del banquillo para pedir explicaciones. En este caso, tampoco se pueden pedir al palco porque no están. La propiedad del club continúa en Ecuador, desconociendo lo que realmente significa esta entidad para Soria y para los sorianos. Desde su llegada: tres descensos y dos no ascensos. Casi nada.

¿Soluciones? Que el club vuelva a manos sorianas o a manos de gente competente. Desde la marcha de Paco Rubio, el Numancia ha pasado de ser una de las entidades más saneadas del país, siendo admirada en Segunda División, a asentarse (es complicado emplear este verbo, pero es la realidad después de tres temporadas consecutivas, cuatro en los últimos cinco años) en la cuarta categoría del fútbol nacional. Patricio de Pedro y Javier Jiménez ya dieron un paso muy importante el pasado año, llegando a la presidencia. Ojalá ellos u otros empresarios puedan convencer al grupo ecuatoriano de vender y empezar a trabajar desde la humildad para que este equipo vuelva a ser lo que un día fue.

La afición, que ayer volvió a dar un ejemplo de estar con los suyos en las malas, llenando Los Pajaritos, es su mayor activo. A todos ellos, a los de toda la vida y a los que se han hecho del Numancia en esta situación (es lo único bueno de este periplo por el desierto; el número de nuevos numantinos que se han creado), mandaros todos los ánimos del mundo porque vosotros sois el Numancia.