El valor del Fuero radica en su visión avanzada para la época: concedía tierras, regulaba el uso de recursos como montes y aguas, y eximía a los vecinos de ciertas cargas feudales, promoviendo así una comunidad de hombres libres capaz de autogestionarse.
El Fuero de Brañosera, un nombre que resuena con ecos de historia y tradición, no es simplemente un antiguo documento; es el símbolo fundacional del municipalismo en España. Considerado la primera carta puebla de la península ibérica, fue otorgado el 13 de octubre del año 824 por el conde Munio Núñez y su esposa Argilo, con el objetivo de atraer pobladores a la zona de Brañosera, en plena Montaña Palentina, durante el difícil periodo de la Reconquista. Este texto milenario no solo organizó jurídicamente a una comunidad, sino que sentó las bases del autogobierno local, una innovación que marcó un antes y un después en la historia de la administración territorial.
Lejos de quedar en el olvido, el Fuero de Brañosera ha mantenido su relevancia durante más de doce siglos. En 2024, su 1.200 aniversario fue celebrado con gran solemnidad en Castilla y León, contando con la participación de los Reyes de España y el presidente autonómico, Alfonso Fernández Mañueco. Entre los actos más destacados estuvieron la creación del simbólico "Bosque de los Municipios" —con 8.132 árboles plantados, uno por cada municipio del país—, encuentros institucionales con representantes de varias comunidades autónomas y hermanamientos internacionales con localidades como La Maná (Ecuador) y Salorino (Cáceres). Además, un congreso en Palencia reunió a expertos para analizar su profundo impacto en la evolución del derecho y la organización municipal.
El valor del Fuero radica en su visión avanzada para la época: concedía tierras, regulaba el uso de recursos como montes y aguas, y eximía a los vecinos de ciertas cargas feudales, promoviendo así una comunidad de hombres libres capaz de autogestionarse. Hoy, Brañosera es mucho más que un pequeño pueblo con historia; es el epicentro de un legado que sigue vivo, ejemplo de cómo las raíces del autogobierno siguen inspirando a las instituciones democráticas. Celebrar el Fuero de Brañosera es, en definitiva, celebrar la fortaleza de lo local, la vigencia del municipalismo y el papel fundamental de los pueblos en la construcción de España.
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