Diseño

Decían mis abuelos que el saber no ocupa lugar. Me lo repetían muchas veces mientras les ayudaba en los quehaceres de sus trabajos, en cometidos que ahora, a veces, pienso que se inventaban para que fuera aprendiendo a resolverlos. Porque al final de eso se trata, de resolver las situaciones que se nos presentan. Aplicando los recursos e imaginación para optimizar, pero sobre todo usando la lógica. Una lógica rural aprendida durante generaciones.

Años después, cuando en las clases de la facultad con mi profesor Pier Luigi Cattermole en sus clases de diseño nos planteaba problemas que resolver, a veces buscaba en ese almacén de recursos que fueron las enseñanzas de mis abuelos, de las cuales siempre encontraba un hilo del que tirar. En las clases, este italiano, que sigue hoy en día al frente de la revista «Experimenta», ponía de manifiesto la necesidad de sencillez y que las cosas parezcan lo que en realidad son. Muchas veces, se citaba a Bruno Munari y su libro «Cómo nacen los objetos», quien hablaba de la «sartenidad» de la sartén, o dicho de otro modo, para que una sartén sea efectiva en su cometido, además tiene que parecerlo.

Al resolver un diseño, es común generar una tormenta de ideas. Cuando este proceso se lleva a cabo en grupo, a veces puede desviarse del objetivo original. Este fenómeno se relaciona con la imagen ilustrada por Daniel Melgarejo, basada en una frase atribuida a Alec Issigonis, quien afirmó que «un camello es un caballo diseñado por un comité», reflejando cómo las modificaciones sucesivas pueden alterar la esencia de un diseño. La versión con el dromedario y el galgo fue desarrollada por los publicitarios Carlos Rolando y Frank Memelsdorff, quienes popularizaron esta interpretación dentro del mundo del diseño.

El cartel que representa un galgo transformándose en un dromedario debido a las propuestas de un comité, se ha vuelto muy conocido en el ámbito de la creatividad y la publicidad. Porque, a veces, algo no acaba siendo lo que se pretende tan solo por el afán desmedido de mejorarlo. Algo que sucede cuando un comité se propone pensar cómo debe ser un galgo y termina siendo un dromedario. «Un buen equipo suma y multiplica individualidades y llega a niveles sinérgicos sorprendentes. Un mal equipo no (…). Cuidado porque el mal equipo siempre acecha». Sobre el origen de la idea dice:

"Probablemente alguien dijo que sería muy comercial dotar al animal de unas fundas para abrigar sus delgadas patas, y de este modo se podría ofrecer a los clientes un galgo más resistente al frío.

Otro propuso dotarle de un depósito en el morro, para que pudiera intervenir en carreras largas sin repostar, lo cual a su vez dio lugar a la propuesta de situar un compartimiento, alojado bajo el cuerpo, para llevar otros accesorios, y colocarle un gorro para que el calor no bajara su rendimiento en verano, etcétera, etcétera. Y así salió el galgo, o la estrategia o el anuncio…"

El día 29 de abril se celebró el día de la intergeneracionalidad, y alguno de ustedes seguramente se preguntará qué tiene que ver eso con el diseño. Quizá sea porque un comité de expertos ha pensado que sería bueno aprender de los abuelos, pero en realidad lo que ha sucedido es que un equipo ha acertado reivindicando ese modo de pensar sabio y reflexivo que persiste vivo en nuestros pueblos, tan anclado en la lógica como alejado de las ocurrencias. Pero, sinceramente, yo creo que lo que pretende es fomentar el intercambio de experiencias dentro de una sociedad fundamentalmente urbana, donde se juntan churras con churras y merinas con merinas o, dicho de otra manera, donde ya los niños no comparten experiencias con sus abuelos y estos no les enfrentan a retos para que puedan aprender de una manera empírica, dentro de unos núcleos sociales manejables.

Vamos, lo que viene a ser, para aquellos que lo conocemos, el modo de vida de un pueblo. Para mí, sin duda, los pueblos son el diseño perfecto, donde las diferentes diversidades se integran, conviven y donde todos tenemos cabida formando un equipo en lugar de un comité. Y las diferencias son respetadas porque el trato es cercano y humano, un pueblo, de los tantos que vertebran Soria.

En nuestra provincia, tenemos experiencia en esos proyectos intergeneracionales, desde las matanzas caseras donde todas las manos y conocimientos ocupan su lugar para un fin común, a los mayos que pueblos enteros han pinguado hace pocos días, pasando -cómo no- por las peñas y cuadrillas en las que ahora a algunos vecinos les cuesta entrar en fiestas.

Ahora hay ciudades a las que se les quiere hacer parecer pueblos y pueblos que se les quiere hacer parecer ciudades, será que es un comité quien diseña…