La pasión por las letras se consolida en la villa episcopal, donde los aficionados a la narrativa concluyen un ciclo vibrante. La biblioteca municipal se reafirma como un faro cultural que atrae a cada vez más vecinos deseosos de compartir el placer de un buen libro.
El club de lectura de El Burgo de Osma ha puesto el broche final a un curso literario intenso y gratificante, despidiéndose el pasado martes hasta la próxima temporada. Los participantes no solo han devorado más de una decena de obras, sino que han enriquecido su experiencia con la presencia de destacados escritores, como los poetas Tomás Sánchez Santiago, galardonado con el premio de la Crítica 2025, y Fermín Herrero, premio Castilla y León de las Letras. Estos encuentros han permitido a los lectores indagar profundamente en la producción literaria y dialogar directamente con sus creadores.
Actualmente, el club burgense cuenta con dieciocho ávidos lectores que se congregan un martes de cada mes en la biblioteca municipal para desgranar el libro previamente leído. Cada miembro aporta su perspectiva única, resaltando diferentes matices del texto, lo que convierte cada sesión en un hervidero de visiones múltiples y enriquecedoras no solo sobre la obra en cuestión, sino también sobre los temas que aborda. Este intercambio fomenta una valiosa red de consejos literarios y bibliográficos, un éxito de convocatoria que se refleja en una lista de espera de veintitrés vecinos interesados en unirse. Con emoción, el grupo también despidió a Rosa, una integrante que deja el club tras once años de activa participación por motivos laborales, un testimonio de cómo los libros han tejido lazos de amistad entrañables.
A lo largo de este curso, los miembros del club se sumergieron en una variada selección de novelas que ofrecieron un amplio abanico de estilos y temáticas. Entre las obras comentadas se encuentran: ‘La Intrusa’ de Eric Faye; ‘Tres mujeres fuertes’ de Marie Ndiaye; ‘La Encomienda’ de Margarita García Robayo; ‘Un lugar pagano’ de Edna O’Brien; ‘La Escuela de canto’ de Nell Leyshon; ‘Sin ti no hay nosotros’ de Suki Kim; ‘Peregrinas’ de Joaquín Berges; ‘El Verano que mi madre tuvo los ojos verdes’ de Tatiana Tibuleac; y ‘Desencajada’ de Margaryta Yakovenko. Estos títulos explorados llevaron a los lectores por diferentes geografías y emociones.
La poesía también tuvo un lugar destacado con la visita de Tomás Sánchez Santiago, quien compartió su obra ‘La belleza de lo pequeño’ y ‘El que menos sabe’, y Fermín Herrero, con sus ‘Poesías familiares y domésticas’. Ambas participaciones se tradujeron en veladas descritas como "muy enriquecedoras y llenas de magia", consolidando la conexión entre lectores y creadores.
La actividad del club no se limitó a las reuniones mensuales. Sus integrantes participaron en la iniciativa ‘La tradición de los cuentos populares. Lecturas del Sastrecillo Valiente’, organizada por el Centro Coordinador de Bibliotecas, dirigido por Milagros Tarancón, en Morón de Almazán, donde también visitaron el Museo del Traje. Además, en febrero, el grupo viajó a Burgos para conocer el Palacio de la Isla, sede del Instituto Castellano y Leonés de la Lengua, y disfrutar de la exposición ‘Los Machado. Retrato de Familia’. Durante esta visita, contaron con la guía de René Payo, director de la Real Academia Burgense de la Historia y las Bellas Artes.
Como colofón a una década de fomento lector, a lo largo del año se pudo contemplar en el centro cultural San Agustín una exposición que reunía las portadas de todos los libros leídos durante los primeros diez años del club, una muestra de la rica trayectoria literaria de esta activa comunidad de lectores.
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