Un nutrido grupo de facultativos hace presencia en las puertas del Santa Bárbara en una convocatoria "histórica" de huelga de médicos convocada por la Confederación Española de Sindicatos Médicos, CESM.
Este viernes ha tenido lugar la concentración de un nutrido grupo de médicos a las puertas del Hospital Santa Bárbara. Este acto, calificado como un "hecho histórico" por los presentes, ha puesto de manifiesto el creciente malestar de un colectivo profesional esencial ante lo que consideran un ataque directo y perjudicial a sus condiciones laborales, vehiculado a través del controvertido borrador del nuevo Estatuto Marco. La imagen de batas blancas alzando la voz ha sido el elocuente símbolo de una lucha que persigue, por encima de todo, la dignidad profesional y la justicia laboral para estos profesionales.
En este llamamiento hecho por la Confederación Española de Sindicatos Médicos (CESM), los facultativos han expresado con firmeza su rechazo frontal a las modificaciones que se proyectan para la ley estatal que rige sus labores fundamentales, sus extensas jornadas de trabajo, sus retribuciones y su clasificación profesional. "Normalmente los médicos somos un colectivo un poco poco reivindicativo, y hacía años que no salíamos a la calle a protestar, a hacer una huelga". Esta excepcionalidad en la acción de protesta subraya, por sí misma, la extrema gravedad de la situación que perciben estos sanitarios.
El detonante principal de esta huelga y de la concentración ha sido la filtración, el pasado mes de enero, del contenido del borrador del nuevo Estatuto Marco a nivel nacional. Según han detallado los allí presentes, las condiciones que se pretenden imponer son "completamente peyorativas". Este documento normativo, que ha estado sometido a un proceso de reforma durante varios años, amenaza con deteriorar significativamente un panorama laboral que ya es, de por sí, especialmente exigente y sacrificado. Los profesionales de la medicina se sienten, según han reseñado, desprotegidos y menospreciados por una propuesta de normativa que, lejos de aportar soluciones o mejoras a su situación, parece diseñada para agravar sus cargas y mermar sus derechos.
Entre los aspectos más criticados y que han generado mayor alarma dentro del colectivo está la persistencia de las guardias médicas obligatorias hasta los 55 años. Una carga que consideran insostenible a largo plazo, tanto por el desgaste físico como por el impacto en la vida personal. Además, han denunciado con preocupación que "no se regula en absoluto las guardias localizadas, esas no cuentan, no cuentan para nada". Esta omisión deja en un preocupante limbo legal una modalidad de trabajo que, aunque no implique presencia física continua, sí consume tiempo, disponibilidad y recursos mentales del personal médico, manteniéndolos en un estado de alerta constante.
La regulación de las pausas laborales es otro de los puntos calientes. "Los descansos semanales están muy diluidos, nos dejan solamente 36 horas, día y medio de descanso cada dos semanas", lamentan. Esta drástica reducción del tiempo de recuperación no solo afecta negativamente a la salud y el bienestar de los galenos, sino que, como advierten, también puede comprometer la calidad y seguridad de la asistencia sanitaria que reciben los pacientes. A esto se suma una propuesta de equiparación dentro de los grupos formativos que consideran injusta y discriminatoria, al situarlos "con otros graduados de menos número de créditos que nosotros".
Finalmente, han denunciado la imposición de un sistema de incompatibilidades para jefes de servicio y jefes de sección que califican de "completamente discriminatorio respecto a otros empleados públicos", lo que añade una capa más de malestar y sensación de trato desigual.
La jornada de huelga de este viernes ha tenido su incidencia, si bien "los servicios mínimos están garantizados". De esta manera, "todo lo que sea urgente se va a seguir haciendo con normalidad". Sin embargo, han puntualizado que lo que sí que se ha visto afectado son asistencias no urgentes y las consultas normales. Esta medida de presión busca visibilizar el profundo descontento del colectivo médico sin llegar a desatender los casos clínicos que no admiten demora, demostrando así la responsabilidad y el compromiso ético de los profesionales, incluso en momentos de tensión y de protesta.
"Queremos sobre todo equipararnos al resto de trabajadores. No podemos tener unas condiciones de trabajo distintas". Las peticiones se centran en alcanzar la equidad laboral. Aquí, han precisado una jornada laboral homologable a la del resto de empleados públicos, que las horas de guardia, al ser obligatorias y realizarse fuera de la jornada ordinaria, "se paguen más que la hora ordinaria", y que se les permita acceder a una jubilación anticipada, dadas las especiales características de desgaste de su labor.
Otra de las reivindicaciones que ha emergido en esta jornada de protesta es que se les tenga en consideración como una profesión de riesgo. Un aspecto que, a pesar de la exposición a múltiples factores peligrosos, "tampoco está contemplado" en el actual marco regulatorio ni, según denuncian, en el borrador del nuevo estatuto. Esta falta de reconocimiento oficial de los riesgos ligados a su labor se suma a la amplia lista de agravios que han empujado a los facultativos a la huelga. "En resumen, las mismas condiciones que cualquier otro trabajador", subrayan a la vez que remarcan la búsqueda de un trato justo, equitativo y no discriminatorio.
Las condiciones laborales actuales, y muy especialmente el sistema de guardias médicas, imponen un peaje físico y mental muy alto a los profesionales sanitarios. "Las guardias, trabajando seguido 17 a 24 horas son devastadoras tanto física como psicológicamente", confiesan, en un panorama en el que transmiten la dureza de esta realidad del día a día. Este desgaste continuo y acumulativo no solo mina la salud y la resistencia de los facultativos, sino que también hace "completamente imposible" la conciliación de la vida familiar y personal. Se trata de un peaje personal y profesional que un número creciente de médicos ya no está dispuesto a seguir pagando en silencio.
Las duras condiciones de trabajo y la falta de perspectivas de mejora tangible están provocando una peligrosa fuga de médicos del sistema público a otros países. Ello supone una pérdida de talento cualificado y con experiencia que tiene una consecuencia directa y extremadamente grave para el conjunto de la sociedad, y "repercute muy negativamente en la atención a los pacientes". La calidad y la sostenibilidad del sistema sanitario público, uno de los pilares del estado de bienestar, se ven seriamente amenazadas si no se cuida y se valora adecuadamente a sus profesionales.
"No podemos seguir así. Necesitamos, sobre todo, justicia", han reclamado. La huelga y la concentración suponen una llamada urgente y necesaria a la reflexión y a la acción para las autoridades competentes en materia sanitaria y laboral.
La problemática de las guardias y las precarias condiciones laborales no es exclusiva de un servicio o especialidad médica concreta, ni se limita al ámbito hospitalario. En la provincia de Soria, "en el hospital y en Atención Primaria se hacen guardias de 24 horas, sobre todo tanto de médicos de Familia como de las distintas especialidades", apuntan. Abundando, "las guardias aquí y en cualquier otro sitio afectan a la mayor parte de los médicos". La protesta que se ha vivido reflejo local de un malestar profundo y generalizado que se extiende "a todos los médicos del país, salvo excepción".
La jornada de huelga ha concluido dejando sobre la mesa una serie de reivindicaciones históricas y de carácter urgente. Los facultativos han alzado la voz de manera contundente contra un proyecto de Estatuto Marco que perciben como una amenaza directa a su futuro profesional y personal. Han exigido, con firmeza pero también con preocupación, condiciones laborales dignas, seguras y equiparables a las del resto de trabajadores del sector público.
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