La Compra cumple 100 años tal y como la conocemos: ¿Cómo era antes y qué cambios se han producido?

La Compra cumple este domingo 100 años tal y como la conocemos. El último de los festejos presanjuaneros experimentó en 1925 un cambió de rumbo total, que muy pocos sorianos conocen. ¿Qué ocurrió? El presidente de la Asociación Cultural de Nuestras Fiestas de San Juan, Enrique García, explica, tras haber consultado varios documentos, que las cuadrillas compraban los toros a los ganaderos de Valonsadero a través de una comisión de la compra.

Este grupo, que estaba conformado por cuatro personas, era nombrado a finales de mayo o a principios de junio. Una vez en el cargo, debían desplazarse hasta el monte Valonsadero para negociar con el ganadero. “La cuadrilla les daba un presupuesto y si no cerraban el trato en el primer desplazamiento, se tenían que hacer cargo del resto de reuniones”, manifiesta García.

Seguidamente, cada cuadrilla celebraba este día de manera individual: “No se festejaba nada por la tarde”.

¿Por qué se llevó a cabo el cambio de formato?

Los toros empezaron a desaparecer del monte entre 1928 y 1932. Según exponen nuestras fuentes, el Ayuntamiento de Soria priorizaba por aquellos años “los cotos de caza, dado que generaban más ingresos”. De esa forma, ante la escasez de toros, las cuadrillas tuvieron que empezar a buscar a los novillos fuera de la provincia, haciéndose cargo de los gastos el Consistorio.

Ante esa situación y con la desaparición de la comisión de la compra (alguna cuadrilla la mantuvo hasta 1928. Prueba de ello es que San Esteban fue la última en comprar un toro en Valonsadero al ganadero, Pascual Borque), la fiesta sufrió un cambio, total. La gente empezó a subir al monte, a burra o a pie, para ver a los novillos en Cañada Honda: “El Santero de San Saturio de Gaya Nuño hablaba de esta celebración como un festejo muy reciente”. En su primera celebración novedosa, se compraron diez astados a la ganadería de Cecila López, de Arganda, y dos en Valonsadero. Los novillos se traían en ferrocarril hasta Cidones, siendo conducidos por los Cabañeros hasta el monte.

Nacimiento del Lavalenguas

El éxito de La Compra hizo que cada vez más gente se desplazará hasta Valonsadero para disfrutar de la fiesta, lo que provocó que hubiese que celebrar el sorteo el sábado anterior, en secreto, conociéndose como La Comprilla. Ahora lo conocemos como el Lavalenguas.

La rumorología dice que este nombre venía de que “cuando cerraban el acuerdo con el ganadero, se le echaba un chorro de vino a la lengua del toro para sellar el trato”. Por todo ello, Enrique García hace hincapié en que a los más mayores les gusta llamar Comprilla al festejo del festejo del Lavalenguas.