La Mancomunidad de Tierras Altas recordará el jueves a los hermanos Pérez, los últimos trashumantes

En junio de 1980, un grupo de profesores y alumnas del Instituto Castilla participaron en una convocatoria del Ministerio de Cultura con un proyecto sobre la Cañada Real Soriana, trabajo que finalmente resultó elegido. Ello conllevó la necesidad de recorrer parte de esta vía pecuaria a su paso por la provincia de Soria acompañando al rebaño y los pastores, los hermanos José María, Basilio y Ricardo Pérez. 45 años después, la semana en la que el último rebaño trashumante vuelve a recorrer el trayecto entre Soria y Oncala en la iniciativa 'Somos trashumantes', varios de los protagonistas de aquella aventura educativa y emocional vuelven a reunirse para recordar aquellos días.

María Ruiz Sastre, una de las alumnas que participó en el proyecto, socióloga de profesión, leerá varios textos que narraron las vivencias de esa trashumancia, que fue posible gracias al apoyo de varios profesores que tutorizaron la actividad como fueron Silvano Andrés de la Morena y los hermanos José Ignacio y Pedro Latorre Macarrón, a quienes pertenecen gran parte de las fotografías que se mostrarán. Le acompañará en la lectura de los textos la escritora Beatriz Ortego y Serafín de la Concha, de quienes se proyectarán dos vídeos sobre la trashumancia. Asistirá también el presidente de la Mancomunidad, José Ramón Ruiz Sastre. Y, por supuesto, estarán presentes los hermanos Pérez, Ricardo, José María y Basilio, con quienes se podrá mantener un coloquio.

Este acto, bajo el título 'Los Pérez bajo el amparo de la Mesta' tendrá lugar este jueves 19 a las 20:00 horas en el Círculo Amistad Numancia de Soria. La velada supondrá para el recuerdo de lo que fue un proyecto educativo que sin duda marcó a un grupo de alumnas y a sus profesores, pero también será un evento reivindicativo sobre la trashumancia, una herencia que, tras siglos de funcionamiento, configuración del paisaje y formas de ser de muchas generaciones y de vertebración de territorios, se asoma, quizá, a su inevitable fin.