El territorio soriano atesora una rica historia minera, con la referencia en el hierro de Ólvega y que pasa por la actual explotación de magnesita en Borobia. Ahora, en un contexto global de creciente demanda de metales y minerales estratégicos, surge la pregunta: ¿qué otros tesoros podría albergar la provincia y cuál es su verdadero potencial para contribuir al suministro de estas materias primas esenciales?
La provincia de Soria tiene el potencial de jugar un papel significativo en la cadena de suministro de diversos recursos minerales, algunos de ellos catalogados como estratégicos por la UE debido a su importancia económica y al riesgo en su abastecimiento. Más allá de la consolidada explotación de magnesita, el interés se centra ahora en evaluar la presencia y viabilidad de extracción de elementos como el wolframio, el litio, el cobalto o incluso el sodio, este último con un creciente protagonismo en la investigación de baterías alternativas.
La historia minera de Soria es rica y variada. A la conocida explotación de oligisto (mineral de hierro) en Ólvega, que tuvo un papel destacado en el pasado industrial de la comarca del Moncayo, se suman las referencias históricas a la extracción de plata por el Imperio romano en esta misma sierra, un metal precioso que hoy sigue siendo valioso por sus aplicaciones industriales. En la actualidad, la magnesita de Borobia, fuente de magnesio, es el buque insignia de la minería soriana y figura en la lista de materias primas críticas de la UE. Este mineral es vital para la industria refractaria, pero el magnesio metálico también es un material ligero con aplicaciones en la industria automotriz y aeroespacial. Junto a estos ejemplos, Soria presenta indicios y potencial para otros minerales ya identificados como críticos:
La lista de la Unión Europea de materias primas críticas incluye una serie de metales y minerales que son el motor de las tecnologías verdes y digitales. Para muchos de ellos, el potencial en Soria está aún por determinar mediante estudios geológicos y prospecciones exhaustivas:
El Instituto Geológico y Minero de España (IGME) y los planes regionales de recursos minerales son herramientas fundamentales para guiar estas investigaciones. Hay que decir aquí que una de cada 150 prospecciones geológicas destinadas a la explotación minera es viable. Los costes se agrandan igualmente conforme a la longitud por la que se extiende el sondeo, a lo que hay que sumar que a mayor produndidad aumenta la temperatura, con lo que este factor puede llevar a que la infraestructura de extracción pueda verse dañana, o simplemente, irrealizable.
Una de las líneas de investigación más prometedoras en el campo del almacenamiento energético es el desarrollo de las baterías de ion-sodio. Estas baterías se perfilan como una alternativa más sostenible y económica a las de ion-litio, y Soria podría tener algo que decir al respecto. La provincia, concretamente la Cuenca de Almazán, alberga un potencial significativo para la extracción de halita (sal común) y silvina, fuentes de sales sódicas y potásicas.
El sodio es considerablemente más abundante y barato que el litio, lo que podría abaratar el coste de las baterías para coches eléctricos más asequibles y, sobre todo, para el almacenamiento estacionario de energía a gran escala, clave para la estabilidad de las redes eléctricas con alta penetración de renovables. Las baterías de sodio también ofrecen ventajas en cuanto a seguridad y rendimiento a bajas temperaturas. Si los yacimientos sorianos de sales sódicas resultan ser explotables de forma eficiente, la provincia podría suministrar una materia prima crucial para esta tecnología emergente, posicionándose en la vanguardia de la transición energética.
La exploración y una eventual explotación de estos recursos minerales en Soria deben ir ineludiblemente de la mano de estudios geológicos detallados que confirmen la viabilidad técnica y económica de los yacimientos. Igualmente crucial es la implementación de prácticas de minería sostenible, que minimicen el impacto ambiental, aseguren la compatibilidad con otros usos del territorio y cuenten con el consenso y beneficio de las comunidades locales. El desarrollo de una industria minera responsable podría ofrecer oportunidades de empleo cualificado y desarrollo socioeconómico en zonas rurales, contribuyendo a la cohesión territorial.
En definitiva, el subsuelo de Soria posee un potencial minero diverso y estratégico que, de confirmarse y gestionarse adecuadamente, podría convertir a la provincia en un actor relevante en el suministro de materias primas para el siglo XXI. La investigación continua, la inversión en exploración y una planificación rigurosa serán claves para desvelar si estos 'tesoros ocultos' pueden impulsar un nuevo capítulo de desarrollo industrial y tecnológico para Soria, alineado con las necesidades de la nueva economía y los principios de sostenibilidad.
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