Rodri Ríos, un goleador compulsivo: “El Numancia es uno de los equipos en los que me gustaría jugar”

Un goleador anda suelto. El futbolista de Cabrejas del Pinar, Rodri Ríos, es agente libre tras conseguir el ascenso a Segunda División con el Ceuta. A pesar de ser uno de los hombres más importantes de su equipo en las últimas temporadas, su entrenador le comunicó que no contaba con él para su nuevo proyecto: “Estoy muy feliz por haber ayudado al club a volver al fútbol profesional 40 años después, pero muy triste por no poder seguir. Tenía mis planes allí. Me había comprado hasta una casa. Sin embargo, pase lo que pase nadie podrá quitarme lo que he vivido y el cariño de toda la gente”.

A pesar de que el inicio de la campaña no fue nada fácil para él, ya que falleció su padre, “situación que me afectó mucho”, Ríos consiguió sobreponerse para erigirse en uno de los líderes del conjunto ceutí en el tramo final de la campaña.

¿Futuro como rojillo?

Tras esa experiencia, el ariete empezará una nueva etapa este verano en otro club. A la espera de decidirse, confiesa que lo ideal sería “jugar en Segunda División, aunque es complicado entrar en esa rueda si no continuas en el equipo con el que has subido”. Independientemente de la categoría en la que acabe y a la espera de ver cómo se mueven sus representantes, asegura que “voy a continuar dando el 200% y metiendo goles, que me quedan unos cuantos”.

Uno de los equipos en los que querría militar antes de finalizar su carrera es el Numancia: “Es una de las ciudades en las que me gustaría jugar para ayudar al equipo de mi tierra. Aunque no he vivido allí, tengo mucha familia en mi pueblo y le guardo un enorme cariño”. Hace años existieron contactos para que ese deseo fuera realidad, pero no llegaron a consumarse. En esta ocasión, en la que el punta está libre, no existe “ningún contacto", aunque no cierra la puerta de cara a un futuro -las realidades del club y del delantero son muy diferentes-.

Como soriano reconoce que ha estado atento a las evoluciones del club. Sin embargo, pone de manifiesto que no ve mucho futbol. “Al final es nuestro trabajo y cuando termino de jugar me gusta desconectar. Solo veo partidos de equipos en los que juegan amigos. No soy un forofo, prefiero jugarlo”, ha añadido. Regresando a su cariño hacia el Numancia, señala que “este año toca luchar para volver a Primera RFEF, para después subir al fútbol profesional”.

Sus recuerdos en Los Pajaritos siempre son especiales. Después de venir como visitante con conjuntos como la Cultural Leonesa o el Real Valladolid indica que es bonito “sentir el cariño de todos en un estadio que es precioso”.

Relación con Cabrejas del Pinar

A pesar de que su profesión no le permite ir tanto como le gustaría, Rodri Ríos acude todas las Navidades y los veranos a Cabrejas del Pinar. Sin ir más lejos, la próxima semana estará presente en la localidad soriana para disfrutar con su familia y amigos de la romería de la Virgen de la Blanca: “Mi madre es de allí y todavía siguen viviendo en el pueblo mi abuela, mis primos y mis tíos”.

Este lugar supone un remanso de paz para el delantero después de las temporadas, ya que “nadie me atosiga con preguntas de fútbol; solo me felicitan o me dan ánimos cuando toca”.

Una brillante carrera

¿Cómo un chico de Cabrejas del Pinar llega a Primera División? Rodri Ríos asegura que para alcanzar esa meta hay que hacer muchos sacrificios, “sobre todo cuando eres adolescente; por eso muchos no llegan”. En esa dirección, manifiesta que varios años se tuvo que perder las fiestas de su pueblo por entrenamientos, pero era un peaje que había que pagar.

Ese esfuerzo tuvo su recompensa. Cuando tan solo era un chaval, fue el encargado de anotar el gol que clasificaría al Sevilla para la Champions League: “Es uno de los mejores momentos de mi carrera”. Además de ese instante, guarda un especial cariño a las dos Copas del Rey que ganó con los hispalenses en categoría juvenil o sus actuaciones con el Ceuta, primero para salvarlo del descenso y después para subir a Segunda.

No obstante, también guarda alguna que otra espinita. A ese respecto, lamenta haberse quedado a las puertas de la Selección Española “después de haber jugado en la sub-21”. Con todo, a sus 35 años, todavía tiene cuerda para rato: “El físico no va a ser un problema porque siempre me he cuidado. Puedo durar hasta los 40 perfectamente”.