Castilla y León alberga 13 de los 92 toros de Osborne que existen en España, distribuidos en seis de sus nueve provincias. Estas figuras, que pasaron de ser una valla publicitaria a un bien de interés cultural protegido por el Tribunal Supremo, se han convertido en un icono del paisaje y un reclamo turístico en las carreteras de la región.
Con la llegada del verano y el aumento de los viajes en coche por toda la geografía española, el trayecto se convierte en una parte fundamental de la experiencia. Más allá del destino, la carretera ofrece paisajes, historias y símbolos que nos acompañan kilómetro a kilómetro. En este escenario, buscar y fotografiar las figuras icónicas que salpican las colinas de nuestro país se convierte en un aliciente más del viaje, un juego para grandes y pequeños que conecta generaciones.
Sin duda, el rey indiscutible de estas siluetas es el Toro de Osborne. Lo que nació como una ingeniosa campaña publicitaria para un brandy se ha transformado, con el paso de las décadas y tras una célebre batalla legal, en un símbolo no oficial de España y en parte del patrimonio cultural. Estas imponentes estructuras de 14 metros de altura y varias toneladas de peso son mucho más que metal; son guardianes del paisaje y testigos mudos de la historia reciente del país.
Son parte indiscutible del paisaje español y un icono que ha superado con creces su origen publicitario. En Castilla y León, 13 de estas imponentes siluetas vigilan las carreteras, cada una con su propia historia y arraigo en el territorio. Repasamos la ubicación de todos los toros de Osborne en la comunidad y la fascinante trayectoria de un símbolo que se negó a desaparecer.
Estas emblemáticas figuras se distribuyen por seis de las nueve provincias de la comunidad, convirtiéndose en puntos de referencia para miles de viajeros. Su presencia, que data en muchos casos de la década de 1960, es un testimonio del desarrollo de las infraestructuras viales de la región. A continuación, detallamos su localización exacta para que puedas planificar tu propia ruta.
La provincia de Burgos cuenta con tres de estas estructuras, instaladas en los años 60 y testigos de la evolución de la principal arteria de comunicación del norte del país.
León es la provincia castellana y leonesa con mayor número de toros de Osborne, sumando un total de cuatro. Dos de ellos tienen la particularidad de ser de los más antiguos de España.
Desde los años 60, dos toros de Osborne forman parte del paisaje de la provincia de Salamanca, plenamente integrados en la cultura local.
Dos toros se asientan en tierras segovianas, sirviendo como puntos de referencia conocidos por generaciones de conductores.
La provincia de Soria cuenta con un único toro de Osborne, pero su ubicación lo ha convertido en un auténtico icono para todos los que viajan entre Madrid y el noreste peninsular.
En una de las zonas más llanas de la histórica Ruta de la Plata, un toro de Osborne rompe la horizontalidad del paisaje zamorano.
Es importante destacar que las provincias de Ávila, Palencia y Valladolid no cuentan con ninguna de estas estructuras. Según informa El Norte de Castilla, en el caso de Valladolid hubo intentos para su instalación, pero finalmente el proyecto no se materializó.
De valla publicitaria a patrimonio cultural: una historia de supervivencia
La historia de este símbolo comienza en 1956, cuando el diseñador gráfico Manolo Prieto recibió el encargo del Grupo Osborne de crear una valla para promocionar su brandy 'Veterano'. La primera silueta, de cuatro metros de altura y fabricada en madera, se instaló en 1957 en Cabanillas de la Sierra (Madrid). Las inclemencias del tiempo obligaron a rediseñarlo: en 1961 pasaron a construirse en chapa metálica y su altura creció hasta los siete metros. Un cambio en la normativa de carreteras en 1962 provocó que aumentaran su tamaño hasta los 14 metros actuales para garantizar su visibilidad.
El futuro del toro se vio amenazado en 1988, cuando la Ley General de Carreteras prohibió toda publicidad visible desde las carreteras. La empresa reaccionó borrando el nombre de la marca y dejando únicamente la icónica silueta negra. Sin embargo, en 1994, el Reglamento General de Carreteras ordenó la retirada definitiva de todas las vallas. Fue entonces cuando surgió una enorme presión social, con ayuntamientos, asociaciones culturales y ciudadanos pidiendo su indulto. Finalmente, en 1997, el Tribunal Supremo dictó una sentencia histórica que permitía su permanencia al considerar que la figura había superado su sentido publicitario para convertirse en "parte del patrimonio cultural y artístico de los pueblos de España".
Hoy en día, el mantenimiento y la conservación de estas estructuras siguen siendo responsabilidad de la empresa creadora. Para aquellos interesados en profundizar en la trayectoria de la marca y su icónico símbolo, pueden consultar la , donde se detalla la evolución de una de las compañías más emblemáticas de España.
El toro de Osborne en cifras y polémicas
A día de hoy, existen 92 toros de Osborne en España, conformando un mapa del icono por todo el territorio. Andalucía es la comunidad con mayor presencia (24), seguida de Castilla-La Mancha y Castilla y León, con 14 cada una según datos del diario AS, si bien el recuento detallado en la comunidad castellana y leonesa suma las 13 ubicaciones mencionadas. Por el contrario, comunidades como Cataluña, Cantabria, Ceuta y Murcia ya no tienen ninguno. La figura ha traspasado fronteras y existen réplicas en Dinamarca, México y Japón.
Su fuerte asociación con la identidad española ha convertido al toro en blanco de ataques y actos vandálicos, especialmente en regiones con movimientos independentistas. Uno de los casos más recientes ocurrió en 2024, cuando el colectivo Ernai derribó el único toro de Osborne que quedaba en Navarra, ubicado en Tudela, al considerarlo una "exaltación del españolismo". A pesar de estas polémicas, el toro de Osborne sigue siendo un elemento indiscutible del paisaje y la cultura popular española.
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