Soria rinde homenaje en vida a De la Rosa con una exposición en la Audiencia diseñada por su hija. Desde cuadros machadianos al paisaje y paisanaje de la provincia y de los retratos de los alcaldes a las láminas de San Juan, no se le quedó nada sin pintar. «El trazo es más importante que el dibujo», señala.
Solo un verdadero artista es capaz de nacer a bordo de un tren en un pueblo perdido (Mazarete, Guadalajara), darse a conocer pintando con tizas en el suelo de la calle y acabar exponiendo en México o Cuba, realizando cuadros para la Casa Real Española y convertirse de facto en el «pintor de cámara» de toda una provincia, Soria, su Soria.
Se trata de Rafael García De La Rosa a quien su hija y el Ayuntamiento de Soria han preparado una detallada exposición en el Palacio de la Audiencia. La muestra, bajo el título «De La Rosa, pinceladas de una vida», ha sido inaugurada esta mañana en presencia del autor y puede verse hasta el próximo 31 de agosto en la sala B de martes a domingos de 12.00 h a 14.00 h y de 19.00 h a 21.00 h.
«Me encanta», señalaba un expresivo De la Rosa cuando visitaba por primera vez la exposición preparada por su familia, especialmente por su hija. El objetivo ha sido «coger toda su vida y sintetizarla» y, además de realizar un merecido homenaje en vida al artista, mostrar «la parte más íntima, la ternura y la soledad de todo proceso creativo». Para conseguirlo, además de parte de su extensa producción pictórica, la muestra incluye la paleta del artista, recrea su despacho y proyecta un vídeo documental sobre su vida.
El cuerpo de Rafael va notando sus 85 años de vida, pero su mente continúa brillante. Por eso, en la presentación de su exposición vitalicia ha reivindicado «lo auténtico», aquello que la gente quiere ver en el arte. Asegura que no se le ha quedado «nada sin pintar» y que todo lo que pasó por su cabeza logró hacerlo. «Gracias a la pintura he descubierto rincones que no sabía ni que existían», reconoce.
Buena parte de su obra se dedicó a captar paisajes y paisanajes de la provincia de Soria, inmortalizarlos en una fotografía y convertirlos luego en un óleo, una acuarela, pastel… Sus tres últimas obras, inconclusas, pueden verse también en la exposición. «El arte enriquece la personalidad», asegura, y defiende que es «más importante el trazo que el dibujo» para agradecerle a la vida haberle permitido «expresar mi sentimiento artístico».
La muestra da buena cuenta de sus diferentes etapas y formatos. Desde los dibujos machadianos a su primer dibujo pintado a mano con un lápiz. «Hace 100 años», bromea. Otra gran parte de las dos salas las ocupan sus dibujos de personas y momentos de la Soria más rural, la Soria de los años 70 y 80 que guardaba toda su esencia. Personas, estampas e imaginación como el gamusino al que dio forma primero como escultura y luego como cuadro.
También hay espacio para los retratos, en la muestra el de Abel Antón, aunque también ha pintado durante su carrera alcaldes y presidentes de la Diputación y numerosos particulares de alta alcurnia que guardan sus retratos en sus casas y despachos. Y, cómo no, para alguien que retrató Soria, sus dibujos de las Fiestas de San Juan, con varios originales y láminas de réplicas.
Así, entre cuadros y recuerdos, entre bocetos e inconclusos, entre Machado y San Juan, entre políticos y campesinos, entre Soria y Soria se escriben las «Pinceladas de una vida». La vida de un artista, la vida de Rafael de la Rosa.
Únete al universo Soria Noticias Descárgate nuestra APP, entra en nuestro canal de WhatsApp o síguenos en redes.