El ciclista castellanoleonés Iván Romeo, desolado tras quedarse sin premio en la etapa del Tour

La imagen del día en el Tour de Francia la ha protagonizado un ciclista de Castilla y León. El vallisoletano Iván Romeo, del Movistar Team, se derrumbó y rompió a llorar desconsoladamente nada más cruzar la línea de meta de la 15ª etapa. Un llanto de rabia y frustración que refleja la ambición y el coraje de un corredor que lo dio todo por una victoria que se le escapó entre los dedos.

La jornada no fue nada fácil para el joven ciclista, el más joven de esta edición del Tour y actual campeón de España. "Hemos ido todo el día a contrapié", confesaba a los medios de comunicación. Un accidente masivo en el kilómetro 20 cortó al pelotón y dejó a Romeo y a sus compañeros del Movistar Team en una posición comprometida. A partir de ahí, comenzó una batalla épica por volver a la cabeza de carrera y pelear por la etapa que tenía marcada en rojo en su calendario.

Con el apoyo de sus compañeros, que trabajaron para él, Romeo no se rindió. "Me ha lanzado Nelson un ataque. Me he ido con Vingegaard, he cerrado el hueco", detalló sobre su incansable esfuerzo. El corredor castellanoleonés atacó en repetidas ocasiones, buscando unirse a la fuga y soñar con el triunfo. Sin embargo, a pesar de su enorme desgaste y valentía, el esfuerzo no obtuvo la recompensa esperada, finalizando en 14ª posición.

Las declaraciones de Romeo en la meta, con la voz entrecortada y visiblemente afectado, son el reflejo de un competidor nato. "No sé qué decir. El equipo se merecía más. Tengo mucha rabia en el cuerpo, todo ha salido mal hoy, creo que tenía las piernas, es lo que me da tanta rabia", lamentaba. "He visto una buena plaza a 3 km de meta cuando he arrancado. Pensé que iba a tercero pero salió Simmons a por mí", añadió, explicando el momento en que vio desvanecerse el podio.

A pesar de la tristeza, el ciclista de 21 años dejó clara su mentalidad de campeón, una que le ha llevado a debutar en la ronda gala y que, como él mismo aseguró, no cambiará. "Soy muy competitivo. Siempre quiero y siempre voy a querer ganar, eso no va a cambiar nunca", concluyó un desolado Iván Romeo, que recibió el consuelo de su padre en la línea de meta, en una de las imágenes más emotivas de la jornada.